A Modric, el Bernabéu lo quiere eterno, y algunas tardes lo paladea como si lo fuera. Sin embargo, por debajo de las emociones que provoca su genio, late siempre cierta anticipación de la nostalgia. Dentro de no mucho, lo saben, le echarán de menos. A veces ese asalto de la añoranza es casi inmediato. El croata encontró la rendija con la que no daba ninguno de los delanteros. Bajó con el pecho un despeje de un córner, dejó botar la pelota y la reventó con una trayectoria diabólica. Celebró el Madrid, celebró el público, y entonces sucedió: las pantallas repitieron el tanto y al Bernabéu se le escapó un oooh mezcla de asombro y añoranza venida ya del futuro. Como cuando Ancelotti lo cambió y la grada lo despidió en pie, tal que fuera para siempre.
Antes del gol, el croata había vuelto a dirigir las operaciones, muy lúcido y con ritmo, en una tarde con cierto aroma de transición. El Madrid acaba de dejar atrás al City, pero se asoma ya a otro repecho agudo, con la ida de la semifinal de la Copa el miércoles contra la Real Sociedad y la primera tanda de los octavos de la Champions contra el Atlético el martes siguiente. Antes de afrontar esa cuesta, Ancelotti quiso comprobar si puede contar para el viaje con David Alaba. El austriaco volvió a ser titular por primera vez después de más de un año. Dejó algo más de una hora solvente, en compañía de Asencio. Así pudo descansar Rüdiger, exprimido como Fede Valverde, que también comenzó en el banquillo, un suceso rarísimo, pero necesario. Y también faltaba Bellingham, sancionado, cuyo puesto ocupó Brahim
Este Girona, una versión rebajada del que asombró el curso pasado, parecía un rival propicio para tomar aire. Desde que el Madrid lo visitó en diciembre, el equipo de Míchel había perdido nueve de sus doce partidos. En la capital se presentó entre la timidez y la cautela. El Real consiguió empujarlo enseguida contra el área de Gazzaniga, protegida por una línea de cinco. Ancelotti desplegó muy abiertos a Rodrygo por la izquierda y a Brahim por la derecha, con Vinicius y Mbappé más centrados.
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Source: elpais.com