Hubo un momento en la ida de los cuartos de la Nations League en Róterdam en el que Luis de la Fuente parecía desesperado: agitaba los brazos tratando de bajar las pulsaciones de su equipo, todavía con 1-1, pese a que habían marcado antes. El gesto recordó al de Rodri en los octavos de la Eurocopa. Georgia se había adelantado y el centrocampista se paró unos segundos con la pelota y pidió calma. España había perdido el hilo del juego, como le sucedió el jueves contra Países Bajos, a quien recibe esta noche en Mestalla para dirimir el pase a la final four (20.45, La1). Ninguna selección ha llevado tanto al límite a la Roja, nadie le ha exigido recurrir tanto a su reserva de resistencia desde la derrota en Glasgow, la única en competición con De la Fuente.
Ronald Koeman, su seleccionador, cree que podrían haber sacado más: “Podíamos haber hecho más daño, sobre todo con Gakpo por la izquierda, pero atacamos demasiado por la banda derecha”, dijo. “Tuvimos muy pocos momentos malos en el partido. No hubo periodos largos en los que jugáramos mal. Fue bastante bueno poder mostrar esto contra un rival así”.
El sofocón de Róterdam supuso para De la Fuente recordar una vieja lección que no quiere perder de vista: “Demuestra que no hay rival fácil, y que cuesta muchísimo ganar”, dijo este sábado. “Es una lección que teníamos aprendida ya hace tiempo, pero de vez en cuando está bien que alguien te lo recuerde”.
Tres días antes de perder en Glasgow, España se adelantó en el minuto 13, y en la segunda parte una Noruega sin Haaland acumuló ocasiones para empatar. Sorloth desperdició la más clara en el 80 mientras Joselu se preparaba para entrar al campo. Sustituyó a Morata en el 81 y marcó en el 83 y en el 85. Tras la victoria, De la Fuente contó qué frase escogería esa noche para su perfil de WhatsApp: “Muy fácil: nada en la vida se consigue sin esfuerzo”, dijo sin pensarlo. “A mí el sufrimiento no me da miedo. Mi vida ha sido un constante sufrimiento. Lo entiendo como una parte inherente al deporte. No tiene un tono peyorativo. Esfuerzo, esfuerzo… Nada en la vida se consigue sin esfuerzo”.
Aquella noche en Stuttgart Mikel Merino sacó del lío a la selección con un cabezazo en los últimos segundos de la prórroga. Había entrado desde el banquillo. Como Oyarzabal para anotar el 2-1 en la final después del palo del empate de Palmer cuando más ocasiones tenía España. Como Joselu para acertar en el 88 con el 2-1 contra Italia en la semifinal de la pasada Nations. Como otra vez Merino el jueves en Róterdam para aliviar a la Roja en el 93 del mal rato al que le sometió Países Bajos, el peor en dos años.
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Source: elpais.com