La Comisión Europa ultima la presentación de los primeros proyectos estratégicos para impulsar la minería de materiales críticos en la UE. En un escenario geopolítico volátil, la monumental dependencia europea de países como China para obtener materias primas fundamentales supone un alto riesgo que Bruselas quiere controlar. El Ejecutivo comunitario trata, así, de aumentar la autonomía a largo plazo en la obtención y procesamiento de unos minerales fundamentales para sectores como el automovilístico, las energías renovables o la defensa. A corto y medio plazo, espera almacenar reservas para aguantar en caso de necesidad.
Se trata de “materiales como el litio, el cobalto y el níquel, utilizados para producir baterías; de galio para paneles solares; de boro bruto para aerogeneradores; de titanio y wolframio en los sectores espacial y de defensa”, detalló el dirigente francés en un encuentro con un grupo de periodistas de diarios españoles, entre ellos EL PAÍS, invitados por la Comisión.
La dependencia de la UE es inmensa en algunos de estos minerales, tanto en la fase de extracción como en la de procesamiento. China es el proveedor del 97% del magnesio que se emplea en la UE y los elementos de tierras raras pesadas —que se usan en imanes permanentes— se refinan exclusivamente en ese país. El 63% del cobalto del mundo, necesario en las baterías, se extrae en la República Democrática del Congo y el 60% se refina en China. La dependencia del gigante asiático, un socio fundamental comercial, genera, sin embargo, un profundo recelo en la Unión. El Libro blanco sobre la defensa europea, que se presentó este miércoles en Bruselas, señala a Pekín como una de las amenazas para la seguridad europea. “Estados autoritarios como China intentan cada vez más imponer su autoridad y control en nuestra economía y sociedad”, advierte el texto.
La importancia geoestratégica de estas materias primas ha quedado patente en las recientes conversaciones para alcanzar la paz en Ucrania. Washington, que se niega a ofrecer garantías de seguridad a Kiev, exigía en cambio la cesión de una parte de los . El agresor, Rusia, que también tiene una alta concentración de minerales estratégicos, intentó acercar a Estados Unidos a sus posturas ofreciéndole acceso a estos.
Bruselas busca, así, agilizar y priorizar la tramitación y aprobación de estas iniciativas, además de facilitar la financiación, aunque ya va con retraso respecto al calendario inicialmente previsto. En algunos casos, el plan puede implicar reabrir minas ya clausuradas para nuevos usos. Como subrayó el centro de estudios del Parlamento Europeo en un documento publicado este mes, existen nuevos métodos para procesar minerales extraídos con una contaminación muy limitada: “El desarrollo a gran escala de estos métodos permitiría la reapertura de las minas de la UE, contribuyendo en gran medida a los objetivos de soberanía de la UE y reduciendo al mismo tiempo las emisiones de carbono”.
No es la primera vez que Bruselas trata de agilizar los plazos en sectores económicos concretos en aras de la ansiada autonomía estratégica. En plena crisis energética, con los precios del gas natural y de la electricidad por las nubes tras la invasión rusa de Ucrania, la Comisión Europea acortó los plazos de tramitación y puesta en marcha de nuevas plantas renovables (eólica y solar fotovoltaica) para reducir la quema de combustibles fósiles y rebajar la factura de la luz. Un paso que no gustó a varios grupos ecologistas, pero que se justificó con un fin superior: cortar amarras con Moscú.
También una treintena larga de materias primas “fundamentales”: una lista que, a todos los minerales anteriores, suma el antimonio, el arsénico, la barita, el berilio, el carbón de coque, el feldespato, la fluorita, el hafnio, el helio, el niobio, fosforita, fósforo, el escandio, el estroncio, el tántalo y el vanadio.
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
Source: elpais.com