Cuando está en la calle, Sueño corretea y hace cabriolas para llamar la atención de su dueño. Le encanta que le lancen la pelota y hacer agujeros en el suelo; también se pone muy contento cuando está en compañía de perros y gatos o cuando …
De acuerdo con un análisis de Verified Marked Reports publicado el pasado mes de febrero, se estima que el mercado global de mascotas robóticas alcanzará los 6.500 millones de dólares en 2033, partiendo desde los 1.300 millones en 2024. Lo hará con una tasa de crecimiento anual aproximada del 20,5% desde 2026.
A pesar de que se espera que sea Norteamérica donde más crezca el negocio, el fenómeno del robot aspirante a animal de compañía se está desarrollando especialmente en Asia. El pasado mes de noviembre la empresa Casio lanzó en Japón su primer dispositivo de esta clase. Moflin, que simula ser una cobaya, pero no. La tecnológica afirma que la relación que tiene el usuario con el dispositivo nada más lo enciende tras sacarlo de su caja no tiene nada que ver con la que obtendrá con el paso del tiempo. Eso sí, siempre y cuando se le dedique al robot la atención necesaria. Si se le da cariño y se le hace caso, gracias al uso de la IA, la máquina se sentirá más apegada a su propietario. También es capaz de reconocer la voz de su dueño y de desarrollar su propia personalidad. ¿El precio? Algo más de 360 euros. Y no se trata de un juguete. No está destinado a un público infantil, algo que queda claro al comprobar los anuncios de la empresa, en los que siempre se muestra a la cobaya artificial recibiendo arrumacos de adultos.
Precisamente en la misma línea se mueve Rouyet: «la IA muestra falsa autonomía, te intenta hacer creer que sonríe o que está contenta cuando pasa tiempo contigo, pero en el fondo lo que hay detrás solo son matemáticas». El docente destaca, además, que «todos estos inventos se venden desde el buenismo y la idea de facilidad»: «Te ahorras educar y alimentar a un animal; y ojo, porque no todo son facilidades, también hay letra pequeña, lo que pasa es que de eso las empresas nunca te hablan».
Asimismo, Alisa Minina Jeunemaître, profesora asociada de Marketing en la Universidad de Lyon que se encuentra actualmente estudiando el efecto de las mascotas movidas por IA, señala en un artículo publicado en ‘The Conversation‘ que los resultados preliminares de su investigación «sugieren que existe una delgada línea entre el acompañamiento que brinda apoyo y empoderamiento y la dependencia psicológica perjudicial».
El usuario también puede encontrar mascotas IA en la tienda de aplicaciones. Arriba, una creada en la ‘app’ Peridot. Abajo, uno de los pingüinos de Pengu, con los que es posible hablar vía chat
Source: www.abc.es