Andrés Iniesta: “No dejaba salir el dolor, lo intentaba tapar, y el fútbol me consolaba”

Andrés Iniesta (Fuentealbilla, Albacete; 40 años) vive como jugaba. Habla con la misma pausa y dulzura con la que amagaba el balón. Siempre tuvo la determinación de mirar hacia delante, de acabar la faena, de rematar lo emprendido. A los 12, cuando dejó su casa por voluntad propia para hacerse futbolista, y a los 24, cuando le sacudió una oscuridad que no esperaba. Hoy habla de esos miedos y dudas que asomaron al tiempo que los culés gritaban el golazo de Stanford Bridge y todos los españoles al unísono celebraban el otro gol de su vida, el que marcó con la camiseta de España en Sudáfrica. El que lo hizo inmortal. Y tan humano al mismo tiempo. Una depresión le había atropellado en 2009, el año en que murió su amigo Dani Jarque. Y de ella habla en un libro, La mente también juega (Ed.Espasa, 2025), que le ha traído hoy de vuelta a Barcelona por Sant Jordi. “Siempre me he sentido cómodo hablando de ello. Nunca he tenido pudor en hablar de cosas que no han sido de color de rosa en mi vida. Forman parte de mí”, se confiesa.

Pregunta. En el libro repasa cómo fue decidir con 12 años que dejaría a su familia y se iría a vivir a La Masia, en Barcelona. Solo. ¿Cómo marcó su carrera aquel desgarro y el peso de esa decisión?

Respuesta. Diría que hay dos partes. Una es la deportiva y familiar, que no ha podido ir de mejor manera; y otra más personal, que me ha pasado factura, seguramente a mí y también a mi familia. Por esa separación, por cómo afronté las cosas. Estoy convencido de que una decisión así, al final, se tiene que pagar.

P. A pesar de toda esa oscuridad, como usted lo llama, a pesar de la depresión, confiesa que siempre encontró alivio en el balón, en el juego. Su amor por el fútbol choca con aquel “odio el tenis” de Agassi o con aquellos que han tomado distancia de la competición para poder estar bien. ¿Cómo era capaz de disociar esas dos partes?

P. El deporte está rompiendo el tabú, se habla al fin de la importancia de la salud mental.

R. Se ha mejorado mucho. Y y eso ha colaborado a que otros puedan sentirse identificados, expresarse o hablarlo. Seguramente, queda mucho por recorrer, porque es difícil decir que no te sientes bien. Se considera como un síntoma de debilidad.

P. ¿Qué ambiente se respiraba en un vestuario de fútbol hace 10 o 15 años? ¿Cómo de imprescindible era callarse el dolor o las dudas para sobrevivir en un entorno tan competitivo?

P. ¿Eso sí lo hablaba con el entrenador, que en aquellos años era Pep Guardiola?

R. Sí, el entrenador y el cuerpo técnico eran conocedores desde el inicio. Y el hecho de que yo pudiese ir a entrenar y a lo mejor no acabase los entrenos porque me encontraba mal, fue bueno. Ellos se sintieron partícipes y me ayudaron. Sin esa comprensión hubiera sido prácticamente imposible salir de ahí.

P. y antes de arriesgarse a tener un papel secundario en el equipo. ¿Cómo de importante y de difícil es saber marcharse a tiempo de la alta competición?

P. No era una retirada. Quiso seguir jugando. Y se marchó a Japón, ¿un destino perfecto para estar en armonía?

R. Fue una de las sorpresas más grandes y maravillosas que he tenido y hemos tenido como familia. Tanto a nivel profesional como personal. Era la primera vez que salíamos fuera y eso nos unió muchísimo. Fue una decisión un poco a última hora. Nos íbamos para China, pero aquello se retrasó un poco y llegó el proyecto de Japón, querían construir algo bonito. Desde el primer momento, aunque los inicios siempre son duros, nos ganaron. Allí nos acogieron increíblemente bien, con mucha gratitud. Y en cierta manera nos sentimos mucho de allí; estuvimos cinco años y fueron magníficos.

P. No podrá estar en La Cartuja este sábado para la final de Copa, pero ¿cómo ve al Barcelona?

R. Soy optimista. Pueden conseguir ese primer título del año. Veo al equipo fenomenal, con la confianza de afrontar estos meses que quedan sabiendo que estos son los partidos que determinan si se ganan los títulos o no, que es lo difícil.

P. ¿Qué es lo que más le gusta del equipo que dirige Flick?

R. Lo que transmiten cuando juegan. Esa alegría, esa velocidad, esa compenetración que tienen, la vitalidad en el juego. Lo que más impacta es esa sensación de que es un equipo vivo, con alma, con ganas… Aparte de la calidad que tienen.

P. ¿Cuándo vamos a ver a Iniesta de entrenador?

R. Aún queda. Estoy en el proceso inicial todavía. Pero me gusta y me gustaría serlo.

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.