El funeral del papa Francisco, que se celebra este sábado a las 10 de la mañana, ofrecerá una imagen insólita que no se veía en Roma desde hace un siglo, porque los últimos pontífices han sido enterrados en el Vaticano, no fuera: el paso del féretro de un papa que se despide de su ciudad ―también es obispo de Roma― y la atraviesa por última vez antes de llegar a la tumba, pasando por los Foros Imperiales y el Coliseo. El cortejo fúnebre terminará en la basílica de Santa María la Mayor, donde será sepultado, en torno a las 14.00 de la tarde, si se cumplen las previsiones.
A las 19.00 de la tarde de este viernes se ha cerrado ya la capilla ardiente, después de que 250.000 personas hayan pasado por la basílica de San Pedro a darle un último saludo. El sábado se esperan 200.000 personas o más en torno a la plaza para asistir al funeral y una muchedumbre a lo largo del recorrido del féretro por la ciudad, donde se espera en torno a un millón de visitantes. Una abrumadora respuesta de afecto al Papa, de fieles y no creyentes.
Además del calor popular, en esta ocasión no faltará la seguridad, con enorme despliegue policial de 4.000 agentes, más otros 4.000 voluntarios, y con la ciudad paralizada, ya dominada desde el viernes por el ruido de los helicópteros, cada vez que iba llegando alguna de las delegaciones de 146 países que asisten al funeral y el paso prioritario de las caravanas de coches oficiales colapsaba aún más el caótico tráfico romano. A las 13.00, todas las personas presentes en Roma y alrededores saltaron asustadas por un fuerte pitido de su móvil, una alerta de Protección Civil, como las enviadas en caso de alarma, con un mensaje en varios idiomas para avisar de que los accesos a San Pedro se cerrarían a las 17.00.
Será un funeral monumental, al estilo de los grandes momentos que concita el Vaticano, aunque el maestro de celebraciones pontificias, Diego Ravelli, ha dicho que han querido hacer, por voluntad del Papa, “el funeral de un pastor, no de un soberano”. El funeral costará, según la prensa italiana, 1,5 millones de euros, que se considera austero al lado de los 5 millones que requirió el de Juan Pablo II en 2005, con dos millones de personas. La tumba del Papa, en cambio, ha sido pagada por un anónimo benefactor, según refleja su testamento.
Este viernes, hasta que se cerró la basílica a las 19.00 para el rito de cierre del ataúd y ultimar los preparativos del funeral, miles de personas siguieron pasando hasta el último momento por la capilla ardiente, en largas colas de varias horas. Muchas al final no pudieron entrar.
Se prevé que el funeral termine hacia mediodía. Luego, el coche fúnebre con el difunto saldrá del Vaticano y seguirá en realidad el camino de la antigua Via Papalis, que en la Edad Media recorrían los pontífices para ir a caballo desde el Vaticano, tras su consagración, hasta la basílica de San Juan de Letrán, donde tomaban posesión de la sede. Pasa por todo el centro de la ciudad y el corazón de las ruinas del imperio romano. En este caso, el itinerario seguirá luego por Via Merulana hasta la basílica de Santa María la Mayor, una distancia de seis kilómetros.
En el templo le esperarán ya solo sus familiares, el círculo íntimo que lo ha acompañado estos años y unas 40 personas corrientes, gente sin recursos, inmigrantes, a los que ha ayudado estos años. Le darán el último saludo con una rosa blanca en la mano. Francisco será sepultado en una nave lateral, “en la tierra desnuda”, como había pedido, bajo una lápida de mármol de Liguria, la región italiana, con capital en Génova, de la que provenían sus abuelos. Encima está escrito Franciscus. La tumba se podrá visitar ya a partir del domingo.
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Source: elpais.com