Iga Swiatek: “Soy capaz de volver de cualquier crisis”

Iga Swiatek (Varsovia, 23 años) responde en las distancias cortas a su prototipo, a su tenis: linealidad, rectitud, profesionalidad. Como en uno de esos peloteos en los que mete ritmo y pasa más y más bolas. No son buenos tiempos para la polaca, para la mujer que ha hecho de Roland Garros su cortijo y que después de 125 semanas en lo más alto del circuito femenino, compite ahora a remolque de Aryna Sabalenka y ve cómo aprieta la segunda línea y se suman las jóvenes que amenazan. Tuerce el gesto cuando se le menciona a una de ellas. Mira al frente, con la expresión protegida bajo la gorra, y no regala una sola sonrisa hasta que irrumpe la fotógrafa y posa de manera protocolaria. “¿Así está bien?”, pregunta a su acompañante. Tras los clics del disparador, otra vez gesto neutro y visera baja. Un control detectó en agosto el rastro de trimetazidina en su organismo —sanción mínima para ella, al considerar que el dopaje fue accidental; un mes repartido entre septiembre y diciembre— y no alza un trofeo desde el último paso por el grande de París, hace ya casi un año. Conversa con tres medios, entre ellos EL PAÍS.

Pregunta. ¿Qué diferencias hay entre aquella Swiatek que irrumpió en 2020 y esta de hoy?

P. Y en términos técnicos, ¿qué ha cambiado?

R. Soy capaz de jugar constantemente al más alto nivel, algo que en 2020 y 2021 no era así. Siento mucha más confianza y soy más consciente de mis armas, sé cuándo debo usarlas. Así que, en ese sentido, ha habido un desarrollo por mi parte.

P. ¿Es muy duro el proceso de gestionar toda la presión?

R. Bueno, ya me he acostumbrado, pero a veces te puede afectar, especialmente cuando sientes que tu nivel de confianza no es el más alto. Pero diría que ahora no estoy en esa posición porque a lo largo del último año he pasado por mucho, con lo de los Juegos [donde ganó un bronce] y lo de noviembre [la sanción por dopaje], y estoy reorganizándome; estoy intentando cambiar un poco mi enfoque y hacerlo todo más fácil; hacer menos cosas fuera de la pista y tener el descanso adecuado para dar el cien por cien.

P. El último año ha sido complicado para usted. ¿Qué ha aprendido?

R. Mucho, mucho. Ahora estoy segura de que puedo ser capaz de volver de cualquier tipo de crisis, y eso es algo que me aporta confianza para el futuro.

P. ¿Se siente realmente libre?

R. En algunos partidos sentía que estaba desplegando mi juego, sabía hacia dónde iba la bola y podía relajarme, pero otros han sido más ajustados. Siempre hay altibajos. El hecho de que te sientas libre en algunos momentos no significa que siempre vayas a sentirte así. Depende de cada semana, de pequeñas cosas. En el tenis no tenemos cuatro torneos al año, sino más de veinte. Obviamente, no todos los torneos van a ser perfectos, así que la clave es ir trabajando con esos problemas e inconvenientes que aparecen.

P. Siguen asomándose nuevos talentos. ¿Cómo lo encara?

P. ¿Cree que Andreeva está ya preparada para desafiarle en Roland Garros?

R. Ese torneo es dentro de un mes, así que vamos a ver qué pasa ahora. Eso se lo tendría que preguntar a ella.

P. Pero, ¿qué opina de su evolución?

R. Creo que está jugando muy bien y que progresa mucho mes a mes, pero es normal porque está en esa edad en la que todo llega muy rápido si tienes talento, y seguro que tiene buena gente a su alrededor que la está guiando. Así que, si todo va bien, seguro que va a mejorar.

P. ¿Y en qué punto de ambición está usted?

P. ¿Es un objetivo prioritario recuperar el número uno?

R. Todo el mundo lo quiere, así que yo también. El año pasado hice una temporada muy buena y será difícil defender todo lo que conseguí, aunque la segunda parte de la temporada [en la que apenas jugó] será más tranquila para mí. Ahí podré por fin sumar más puntos.

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.