La persecución del oso avanza en Europa: Rumania solicita a la UE su desprotección

“El oso debe ser eliminado de la lista de especies estrictamente protegidas en Rumania y nada nos impide tomar medidas para proteger a la población siempre que la situación lo requiera, porque la vida humana tiene prioridad”, afirmó el ministro de Medio Ambiente, Aguas y Bosques, Mircea Fechet, hace unos días.

En la actualidad, las autoridades locales deben alejar al oso de la zona urbana; luego, reubicarlo y, si continúa con un comportamiento peligroso, abatirlo.

También señaló que adoptar este decreto podría acarrear un procedimiento de infracción por parte de la UE. Su ministerio ya ha anunciado algunas de las medidas que implementarán como las cercas eléctricas en zonas consideradas de riesgo, la formación para tomar muestras genéticas y la modernización de los equipos de intervención. Por ahora, las poblaciones en el centro del país reciben alertas en sus teléfonos móviles sobre la presencia de animales, ya sea en bosques o en núcleos urbanos.

Rumania, que tiene la mayor población de osos pardos en Europa después de Rusia, duplicó su cuota de sacrificio de esta especie el año pasado, a través de una directiva europea, tras la muerte de una chica de 19 años en una popular ruta turística en Transilvania, donde fue atacada de repente por un ejemplar agresivo. La agresión más reciente la sufrió a finales de marzo un agente forestal de 51 años, cuando regresaba a su casa en el municipio de Predeal, un pequeño pueblo incrustado en el corazón de los Cárpatos. Estuvo en estado crítico y el oso acabó abatido por las autoridades, lo que provocó protestas y mensajes de odio contra el servicio de montaña de la zona al que pertenecía el agredido.

Entre febrero de 2024 y marzo de 2025, los operadores de emergencias recibieron 5.553 llamadas en el 112 por la presencia de un oso, de acuerdo el Servicio Especial de Telecomunicaciones para Europa Libre, y las llamadas van en aumento, advierte.

Las organizaciones defensoras de los animales opinan que la caza no solucionará la situación “porque se seguirán buscando grandes ejemplares como trofeos”, recalca Cristian-Remus Papp, coordinador de WWF Rumania. Desvela que el 55% de los 381 osos que fueron cazados el año pasado terminaron como premios de caza y cree que se deben talar todos los árboles con frutos en zonas públicas. “Parece una medida extrema, pero ayuda mucho como se ha comprobado en una pequeña aldea”, sostiene Baile Tusnad. Además, el Ayuntamiento ha actuado sobre el espacio verde de manera que el oso no puede permanecer escondido.

Sin embargo, alerta de un fenómeno que va en aumento: las agencias de viajes que captan turistas que desean sacarse una foto mientras les ofrecen comida. “Se debería multar también a los que alimenten a los osos”, zanja Papp.

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