Los servicios de inteligencia de Alemania califican como “extremista” a AfD y aseguran que es incompatible con el orden democrático

Alternativa para Alemania (AfD), segunda fuerza en el Bundestag desde las elecciones de febrero, ya es oficialmente una organización “extremista de derechas”. Este es el dictamen de la Oficina Federal de Protección de la Constitución, los servicios de inteligencia interiores alemanes. Y no es una simple cuestión semántica, sino que, en un momento de ascenso de otras formaciones de la órbita de AfD en Europa, y en vísperas a la investidura del democristiano Friedrich Merz como canciller, supone una “bomba en el Berlín político”, como la califica el diario Frankfurter Allgmeine.

La decisión de la Oficina Federal de Protección de la Constitución llega cuatro días antes de la investidura de Merz. En el nuevo Bundestag, AfD lidera la oposición con 152 diputados, tras recoger un 20,8% en las elecciones y 10,3 millones de votos.

“Para nuestra valoración es decisiva la idea del pueblo de la AfD, basada en los orígenes étnicos, que devalúa grupos de población enteros en Alemania y viola su dignidad humana”, han declarado en un comunicado los vicepresidentes de la Oficina Federal de Protección de la Constitución, Sinan Selen y Silke Willems (la presidencia de la institución lleva unos meses vacante). “Esta idea del pueblo”, añaden, “se concreta en una actitud del partido contraria a los migrantes y a los musulmanes”.

Los responsables de la inteligencia alemana han observado específicamente las recientes campañas electorales (regionales en septiembre y federales en febrero), y han constatado el proceso de radicalización de la formación que lideran Alice Weidel y Tino Chrupalla, lo que no ha impedido ganar popularidad.

Los partidarios de prohibir AfD se sentirán reforzados en sus argumentos. El procedimiento no es sencillo, y el canciller saliente, Scholz, ya ha advertido: “No habría que precipitarse”. Quien decide es el Tribunal Constitucional, y solo puede hacerlo sobre la base de una petición del Gobierno federal, el Bundestag o el Bundesrat (la cámara alta, donde están representados los länder). El último intento, en febrero, fracasó.

Solo dos partidos han sido prohibidos en la historia de la República Federal, desde 1949: el Partido Socialista del Reich, de orientación nazi, en 1952; y el Partido Comunista de Alemania en 1956.

Pero para prohibir un partido en Alemania, no basta que tenga una visión anticonstitucional, sino que debe demostrarse que quiere imponer esta visión de una manera “combativa y agresiva”. La iniciativa plantearía el debate sobre la conveniencia de prohibir un partido que representa a una parte considerable de la sociedad y es el más votado en las regiones de la antigua República Democrática Alemana.

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.