La revolución de Luis Enrique reinterpreta el fútbol antiguo

“¡Seis nos presionan contra ocho!”, gritó, fuera de sí, ante las cámaras de Movistar+ instaladas en el camerino. “¡Y no somos capaces! Si tengo que quedar eliminado de la Champions, quedo eliminado, no pasa nada, ¡pero va a ser jugando al fútbol! Centrales abiertos, laterales abiertos, los dos interiores [Vitinha y Fabián] más cerca… Y cada vez que tengamos el balón… ¡jugamos! Fabián: juegas todos los balones para atrás. ¡No, joder! ¡Si hay que perder, perdemos chavales! ¡Perdemos! ¡Pero intento jugar, no pasa nada! ¡Hay que jugar por dentro! Viti ponte de pivote. Fabi de interior. ¡Si fallas no pasa nada! Pero hay que intentarlo, hay que posicionarse, hay que perfilarse. ¡Más agresivos, joder! ¡Más confianza!”.

Solo después del fracaso total en 2022, los jeques se resignaron a implementar una fórmula que replicara los modelos de Guardiola o Klopp. El director deportivo, Luis Campos, se encargó de promover una mutación a la que añadió un deliberado acento ibérico, en la convicción de que los españoles y los portugueses son los mejores elementos no solo para interpretar el juego asociativo, sino para promover ambientes de trabajo saludables y disciplinados.

Campos vio que Luis Enrique poseía las condiciones necesarias para realizar el cambio cultural. El profeta que haría el tránsito del régimen de los solistas hacia el juego asociativo. Todos juntos para defender, todos juntos para atacar. Más fácil decirlo que hacerlo. Luis Enrique dejó a su mujer, Elena, y a sus hijos Pacho y Sira en Barcelona, y durante meses se instaló como un eremita en la ciudad deportiva de Poissy; vivía a base de grounding y frutos secos. “Yo, con los jugadores que había antes no habría venido a entrenar aquí”, dijo en el documental No Tenéis ni Puta Idea. “Los Balones de Oro no los tenemos que fichar, los tenemos que fabricar”.

El resultado fue el 4-2. Una de las remontadas más espectaculares del año y el comienzo de una epopeya inolvidable para los aficionados de París y el mundo.

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