Geert Wilders, el líder ultraderechista neerlandés al frente del Partido por la Libertad (PVV), ha abandonado este martes el Gobierno de Países Bajos, una coalición de cuatro partidos en la que el PVV era el mayoritario. En las últimas horas, Wilders había amagado con provocar una crisis política si los otros tres socios de la coalición conservadora no modificaban el acuerdo de Gobierno para endurecer las leyes de asilo. Ante la negativa de cambiar unos planes que dilataron durante meses las negociaciones, ha optado por marcharse. Su salida aboca a este país de 18 millones de habitantes a nuevas elecciones. Pese a que no era la primera vez que Wilders que amenazaba con abandonar el Gobierno, en Países Bajos reina el desconcierto ante una crisis política de incierta evolución.
El primer ministro, Dick Schoof —un alto funcionario de pasado socialdemócrata—, ha presentado este mismo martes la dimisión de su Gobierno al rey Guillermo. El monarca ha aceptado con efectos inmediatos la dimisión de los ministros del PVV. En cuanto al primer ministro y los demás ministros y secretarios de Estado, el rey ha tomado en consideración que hayan puesto a disposición sus cargos y les ha solicitado que sigan desempeñando todas las funciones que consideren necesarias en función del interés del reino.
Finalmente, el primer ministro Schoof continuará de forma interina —hasta la cita electoral—, con ministros de los tres partidos restantes de la coalición. Su objetivo: atender “grandes problemas, como las amenazas internacionales, la guerra comercial con Estados Unidos y los asuntos neerlandeses”. “Un gabinete en minoría es sin duda una opción”, había deslizado la líder del NSC, Nicolien Van Vroonhoven. Con ese intento, infructuoso, el Gabinete habría continuado con los tres partidos restantes: VVD, NSC y BBB. Tanto el NSC como el BBB van mal en las encuestas, y no les atraía la perspectiva de nuevas elecciones.
Pese a las proclamas de Wilders, los últimos sondeos publicados indican una bajada en la intención de voto para el PVV, que tiene en estos momentos 37 escaños en un Parlamento de 150. Sorprendidos y muy molestos, los otros tres socios de la coalición —el Partido Popular para la Libertad y la Democracia (VVD), Nuevo Contrato Social (NSC) y el Movimiento Campesino-Ciudadano (BBB), todos ellos de corte conservador— han salido en tromba a criticar la retirada del ultraderechista, que nunca había conseguido llegar al poder. Hasta los comicios de noviembre de 2023.
Dilan Yesilgöz, líder del VVD, se ha mostrado “consternada y enfadada”: Wilders, ha dicho, “ha optado por su ego”. Caroline van der Plas, al frente del BBB, ha lamentado por su parte que el PVV, “que tiene todas las cartas en la mano, abandone”. Y Van Vroonhoven ha calificado de “realmente incomprensible” la marcha de Wilders, cuyo partido no llevaba ni un año en el poder.
En pleno asombro por lo sucedido, Frans Timmermans, jefe de la alianza entre ecologistas y socialdemócratas (GroenLinks-PvdA) y ex número dos de la Comisión Europea, ha pedido la convocatoria urgente de nuevas elecciones. Eso significa que su grupo, que encabeza la oposición, no planea apoyar a un Gobierno en minoría.
El sindicato mayoritario (FNV) considera “escandaloso” el trato dispensado por la coalición a los electores: “La caída de este Gabinete, que no ha conseguido nada, es una buena noticia para Países Bajos. Necesitamos gobernantes fiables”.
El resto de partidos del arco parlamentario se había negado a negociar con el PVV, primera fuerza en votos en las últimas elecciones, en noviembre de 2023. Ahora, con los sondeos en contra y pese a su dilatada experiencia política —es el que más años lleva en el Parlamento—, Wilders había exigido que el resto de la coalición se plegara a sus planes.
El PVV empezó a bajar en los sondeos en marzo, aunque no porque sus votantes hubiesen virado hacia posiciones más moderadas. La principal crítica era, justamente, la falta de avances en la política migratoria. Según una encuesta publicada en mayo por la televisión pública neerlandesa, de celebrarse nuevas elecciones habría un triple empate entre los liberales de derecha del VVD (30 escaños), el PVV de Wilders (28) y la alianza GroenLinks-PvdA (28). Un resultado que, de verse refrendado en las urnas, supondría un severo varapalo para la formación ultra, con 10 escaños menos de los que tiene actualmente.
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Source: elpais.com