— no puede permitirse el lujo de dilatar las negociaciones para llegar a un acuerdo arancelario con Estados Unidos. El canciller alemán, Friedrich Merz, dejó clara su posición en Bruselas al término del Consejo Europeo en la noche del jueves: mejor un acuerdo “sencillo y rápido” que caer en unas negociaciones “demasiado complicadas”. Pero en otra demostración de la imprevisibilidad de la agenda de Donald Trump, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, dijo este viernes en una entrevista con Fox Bussiness que no descarta que el plazo del 9 de julio puesto hace semanas por el presidente de EE UU para alcanzar decenas de acuerdos comerciales con sus socios, en mitad de la ofensiva arancelaria que lanzó a su regreso a la Casa Blanca, se retrase.
Bessent insinuó que algunos de esos pactos tendrán que esperar más: hasta el Día del Trabajo, que en Estados Unidos se celebra el 1 de septiembre, fecha que marca oficiosamente el final del verano. “Hay países que se acercan a nosotros con muy buenas propuestas”, declaró Bessent, con lo que pareció dar por buenos los comentarios del secretario de Comercio, Howard Lutnick, que el jueves habló de los planes inminentes de la Casa Blanca para alcanzar acuerdos con 10 socios comerciales importantes.
Esos planes casan mal con la impaciencia alemana. La primera economía europea, estancada desde que Rusia invadió Ucrania, tiene mucho que perder en una guerra comercial prolongada y Berlín parece dispuesto a pagar un precio por un pacto rápido. Merz no pone el acento en el adjetivo “equilibrado”, ni siquiera lo menciona. “Quedan menos de dos semanas hasta el 9 de julio y no se puede alcanzar un acuerdo comercial tan complejo”, declaró Merz, que asistía a su primer Consejo Europeo (asumió el cargo de canciller en mayo). Las palabras del secretario del Tesoro estadounidense abren la vía para alargar este plazo.
Esta semana, la Administración de Trump había ido mandando mensajes que indicaban que las prisas del 9 de julio pasaban a segundo plano, ante la aparente imposibilidad de cerrar pactos que llevan meses o hasta años en unas pocas semanas. La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, dijo este jueves que la fecha del 9 de julio “no es crucial”. “El presidente [Trump] puede simplemente ofrecerles un acuerdo a estos países si se niegan a firmarlo con nosotros antes de la fecha límite”, declaró Leavitt. Leavitt también afirmó que un aplazamiento solo lo podrá decidir el presidente estadounidense. Este viernes, Bessent dio a entender que ya lo ha hecho.
Sin embargo, no es tan fácil. Esta semana, el diario Financial Times publicó que los funcionarios de la UE han transmitido a Berlín que no va a ser fácil que la Administración de Trump facilite la entrada de coches alemanes porque su objetivo es justo el contrario.
Merz ha encontrado aliados en esta postura. Uno parece ser el presidente francés, Emmanuel Macron, que también aboga por un pacto rápido. Pero el respaldo de París no es incondicional. Macron sí que utiliza el adjetivo “equilibrado”, lo que indica que si el pacto final con EE UU no alcanzara los objetivos marcados, la UE, según su criterio, debería aplicar contramedidas. También Italia, otro país con grandes intereses en el comercio transatlántico, parece dispuesta a aceptar un acuerdo rápido, incluso con el 10% de arancel adicional, según admitió la propia primera ministra italiana, Giorgia Meloni, en la cumbre de la OTAN: “Ese arancel [universal] no impactaría particularmente a nuestras empresas”.
Pero hay otros países que prefieren mantener “la cabeza fría”, como apuntaba este viernes un alto cargo de uno de los Estados miembros vinculado a asuntos comerciales. En ese ámbito, algunos se muestran partidarios de esperar más allá del 9 de julio si el pacto va a tener un precio alto, y confían en lo que haga la Comisión, cuya presidenta advirtió al acabar el Consejo Europeo que los técnicos del Ejecutivo estaban analizando la propuesta recibida de Estados Unidos este mismo jueves y que si al final se concluye que es insuficiente para los intereses europeos y no concita acuerdo, estaría lista para replicar.
En realidad, todos los países de la UE quieren un pacto rápido, apuntaba una alta fuente europea este viernes, porque la guerra comercial daña a la economía por partida doble: aranceles más altos e incertidumbre en su resolución. Y esta misma fuente confía en que una vez se ha llegado al pacto sobre gasto en defensa, que sin duda implicará compras a la industria armamentista estadounidense, el resto de negociaciones vayan mejor.
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Source: elpais.com