Otra España que rompe moldes busca el oro en la final del Eurobasket

Pasan las generaciones, cambian los nombres y cuando la selección ya no aparece en las apuestas de favoritas vuelve a dejar con la boca abierta al mundo de la canasta. Sucedió con el equipo masculino que conquistó el Eurobasket de 2022 en Berlín, y sucede ahora con el equipo femenino que se ha plantado en el partido decisivo cuando la lógica apuntaba a otra cosa.

España aterrizó mermada por las bajas por lesión de tres pilares: María Conde, Maite Cazorla y Megan Gustafson. La cuarta pata de la mesa, Raquel Carrera, no disputó ni un minuto de los partidos de preparación debido a un esguince de tobillo. Las ausencias obligaron a acelerar un relevo generacional que dejaba sin colchón a jóvenes como Awa Fam e Iyana Martín, ambas de 19 años. Seis jugadoras debutaban en un gran torneo que era visto como parte de un camino de maduración rumbo a los Juegos de 2028, la gran meta de esta generación. Pero España se ha adelantado al futuro porque no entiende de transiciones y solo sabe competir al máximo. La capitana Alba Torrens, de 35 años y con la mitad de internacionalidades que el resto de la convocatoria junta, ejerció de gran líder y el grupo ha subido los escalones de tres en tres hasta pedir a Bélgica la revancha de la final europea perdida en 2023.

El golpe de la enfermedad de Iyana Martín, hospitalizada por una colitis y que este sábado pudo visitar a sus compañeras, ha endurecido más al grupo. Su camiseta con el número 44 ha estado en todas las celebraciones. Su ausencia afectó a Awa Fam, la más joven de la selección (cumplió 19 el día antes de que empezar el torneo), pero se repuso para emerger ante Francia con 31 puntos y nueve rebotes. “Mis compañeras me dijeron que confiara en mí, que hiciese lo que sé hacer. Y no pensé, disfruté”, dijo la pívot, símbolo de este gran salto generacional. A los 12 años dejó la casa familiar en Santa Pola (Alicante), a los 15 debutó en la élite con el Valencia. A los 19 es ya presente entre las mejores.

“Son un grupo de mujeres muy especiales”, se rinde Miguel Méndez a sus jugadoras; “muy competitivas. Jugamos como equipo, compartimos el balón, todas a una. Es el estilo de España”. Cuando el equipo sufrió la baja de Maite Cazorla durante la concentración previa, el seleccionador reunió a la plantilla. “No cuentan con nosotras. Vamos a demostrarles que estamos ahí”, les dijo. Y ahí están, en otra final, a por otro oro. Como recuerda la FIBA.

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