Hungría no es igual a su Gobierno. Budapest ni siquiera se le parece

El gobierno húngaro lleva años intentando hacerle la vida cada vez más difícil a la comunidad LGBTIQ mediante regulaciones legales vagas. Pero este febrero llevaron las cosas a un nuevo nivel al anunciar la prohibición del Budapest Pride, que se organiza desde principios de los años noventa.

Sin embargo, Budapest es una ciudad solidaria y se enorgullece de su diversidad. La libertad y el amor no se pueden prohibir, por eso decidimos organizar el Orgullo de Budapest este año como un evento oficial del Ayuntamiento de la ciudad. Independientemente de lo que diga el Gobierno, según la legislación vigente, un evento municipal no requiere de permisos especiales, y por lo tanto no puede ser prohibido.

Media Europa ha venido a celebrar a Budapest: comisarios de la UE, un vicepresidente del Parlamento Europeo, muchos eurodiputados, miembros de Ejecutivos de otros países de la Unión, ministros numerosos alcaldes, líderes locales y embajadores nos acompañaron.

Su presencia es significativa porque, si se puede prohibir un Orgullo en un Estado miembro de la UE, entonces nadie en Europa está a salvo. O somos todos libres, o no lo es nadie. Ese apoyo refuerza la idea de que la Unión Europea no es solo una alianza económica entre gobiernos, sino una comunidad de valores compartidos ―una que respeta y celebra la diversidad―. Este sábado, juntos hemos enviamos un mensaje amistoso, amoroso, pero también firme al mundo: Budapest no renunciará a su libertad, a su Orgullo ni a su solidaridad.

Hungría no quiere vivir en esa oscuridad. Hungría no es igual a su Gobierno. Budapest ni siquiera se le parece.

Gergely Karácsony es alcalde de Budapest del partido verde Párbeszéd

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