Nvidia se convierte en la primera cotizada del mundo en alcanzar los 4 billones de dólares en Bolsa


Ampliar

José A. González

Miércoles, 9 de julio 2025, 16:11

Con cuatro millones de millones de dólares se puede financiar la NASA durante más de 150 años, se puede reconstruir —según datos del Banco Mundial en 2023— diez veces Ucrania, se pueden construir 400 canales de Panamá o se pueden entrenar 40.000 modelos de ChatGPT-4. O, también, se podría comprar Nvidia. Esta cifra —los 4 billones estadounidenses; en nuestro sistema, 4.000.000.000.000— es el valor de mercado que ha alcanzado la tecnológica, un hito nunca antes visto.

Los chips de la firma, que alimentan los principales sistemas de inteligencia artificial, han provocado que en poco menos de cuatro años la capitalización bursátil se haya multiplicado por ocho hasta superar esta barrera.

Lejos quedan los 12 dólares por acción con los que Nvidia debutó el 22 de enero de 1999 en Wall Street. Ahora, estos títulos cotizan diez veces por encima de ese valor. Atrás también queda esa compañía que se fundó a principios de los 90 para dar vida a los videojuegos, que empezaban a requerir mejores tarjetas gráficas para disfrutar de la nueva complejidad que traían a finales del siglo XX.

Nvidia nació con 40.000 dólares como fondo y se centró en la fabricación de GPUs, unidades de procesamiento gráfico, una apuesta que le permitió sobrevivir en un mercado saturado y que, sin saberlo, la convertiría en la reina tres décadas después.

En 2012, tres académicos en Toronto usaron las tarjetas GPU de Nvidia para entrenar redes neuronales y dar una nueva vida a la inteligencia artificial. Su modelo arrasó y demostró que la IA funciona si se alimenta con datos y mucho poder computacional.

Huang vio otra oportunidad. «Envió un correo un viernes anunciando que el futuro era el deep learning y que dejábamos de ser una empresa de gráficos», recuerda un ejecutivo en el libro The Thinking Machine, de Stephen Witt. «El lunes ya éramos una empresa de inteligencia artificial».

Pero no fueron los ingenieros de Nvidia quienes consiguieron ligar el nombre de esta compañía al desarrollo de la IA. Fueron, sin querer, los directivos de Google quienes provocaron el boom de Nvidia. El gigante de los buscadores contrató al equipo de Toronto por 44 millones de dólares y luego lanzó un proyecto secreto para construir el mayor computador paralelo del mundo, alimentado por 40.000 GPUs de Nvidia. Los chips de Huang se habían fusionado ya con la promesa de la IA.

Sin esperarlo, Nvidia se convirtió en el cerebro de la IA, y su peso en Wall Street comenzó a crecer a medida que los ChatGPT o los Gemini irrumpían en el imaginario colectivo. En 2023, el valor en Bolsa de la firma alcanzó el billón de dólares; 180 días después llegó a los dos billones de capitalización y superó —en junio— a Microsoft y Apple como la empresa más valiosa. Un año después, duplicó su valor y logró por primera vez en la historia los 4 billones, cifra nunca antes vista. Y su fiebre parece no tener fin. «La acción no está cara», asegura David Rainville, gestor de carteras en Sycomore AM, parte de Generali Investments.

Nvidia juega en otra división y en otro campeonato. Ni las tensiones comerciales, ni la guerra arancelaria, ni tampoco la aparición de nuevos competidores pueden con sus números y su apuesta por la IA.

Tras atravesar una etapa complicada en los mercados, primero por la aparición de DeepSeek y después por el impacto de las medidas arancelarias impulsadas por Donald Trump —incluyendo las nuevas limitaciones a la exportación de sus chips H20 a China—, la compañía ha conseguido recuperar el terreno perdido. Estas restricciones obligaron a asumir un coste de 4.500 millones de dólares debido a un exceso de inventario. A pesar de que sus acciones llegaron a tocar un mínimo de 94,3 dólares, han repuntado un 74% desde abril, lo que demuestra cómo la inteligencia artificial puede volver a encender el entusiasmo de los inversores.

O, más bien, la fortaleza de sus números. Los ingresos de Nvidia superaron los 44.000 millones en el primer trimestre fiscal de 2025, un 69% más que hace un año.