El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, anunció este miércoles, tras reunirse de urgencia con el núcleo duro de su Gabinete, que responderá ante “cualquier medida unilateral de aumento de aranceles” con la aplicación de la Ley de Reciprocidad Económica, aprobada el pasado mes de abril para hacer frente a la ofensiva tarifaria emprendida por el Gobierno de Estados Unidos. Lula reaccionó así a la amenaza cursada tan solo unas horas antes por el presidente norteamericano, Donald Trump, de para castigar el juicio abierto contra su principal aliado en el país sudamericano, el expresidente y líder ultraderechista Jair Bolsonaro, acusado de golpismo.
Tendo em vista a manifestação pública do presidente norte-americano Donald Trump apresentada em uma rede social, na tarde desta-quarta (9), é importante ressaltar:
O Brasil é um país soberano com instituições independentes que não aceitará ser tutelado por ninguém.
O processo…
La ley fue tramitada tras el anuncio de Washington de elevar un 10% los aranceles a las importaciones de varios países, entre ellos Brasil, así como nuevos gravámenes al acero y aluminio. La norma señala que la reacción a cualquier medida comercial en este sentido será “proporcional al impacto económico” causado.
Trump lanzó este miércoles, como parte de la última ofensiva de su guerra comercial el ataque más cruento a Brasil. Se trata de un castigo en toda regla, una represalia, escribió el mandatario estadounidense en la carta con la que el miércoles anunció un gravamen cuya entrada en vigor está prevista para el 1 de agosto, por el trato que la justicia brasileña está dando a Bolsonaro y por los supuestos ataques a la libertad de expresión sufridos por las redes sociales estadounidenses que operan en Brasil.
El líder ultraderechista brasileño se enfrenta a un juicio por liderar un complot golpista tras perder las elecciones de 2022. Sostiene el presidente de Estados Unidos que el llamado Trump de los Trópicos es víctima de una “caza de brujas”. Tras el golpe arancelario, anunciado en la red social Truth Social, el real cayó un 2%, a 5,56 reales por dólar, y la Bolsa de São Paulo, un 1,3%.
El republicano también ordenó a la oficina del Representante Comercial de Estados Unidos una investigación a Brasil por prácticas comerciales desleales, lo que podría endurecer el tarifazo.
Estados Unidos es el segundo socio comercial de Brasil, tras ser superado por China. La mala noticia para los estadounidenses es que el tarifazo puede impactar sus desayunos y meriendas porque un tercio del café y la mitad del zumo de naranja que importa su país viene de Brasil.
La carta es distinta del resto de misivas con nuevos aranceles, casi idénticas, remitidas esta semana. La cifra del 50%, la más alta impuesta hasta ahora a los países amenazados en esta última ronda, multiplica por cinco el gravamen que Trump impuso a Brasilia el 2 de abril.
Bolsonaro respondió al tarifazo con una cita bíblica sobre gobiernos justos y perversos. El militar retirado se sienta en el banquillo acusado de cinco delitos que suponen una pena total de 43 años de prisión. La trama incluía planes de asesinar a Lula, a su vicepresidente, Geraldo Alckmin, y al hombre más detestado por el bolsonarismo, el juez Alexandre de Moraes. El Tribunal Supremo espera dictar sentencia hacia septiembre. Además, Bolsonaro está inhabilitado.
Trump también critica abiertamente las decisiones dictadas por Moraes contra bolsonaristas en su combate a la desinformación y los fallos del Supremo responsabilizar a las grandes tecnológicas por el contenido que publican los usuarios.
Antes que Brasil, 21 países recibieron por carta el temido golpe arancelario, incluidos Corea del Sur, Japón o Malasia. Primero fueron 14 el lunes. Siete misivas salieron rumbo a Argelia, Filipinas o Libia este miércoles, fecha en la que terminaba el plazo de 90 días dado por Trump para que decenas de socios comerciales tuvieran tiempo para alcanzar acuerdos con Estados Unidos. Esas cartas llevaban gravámenes de entre el 20% y el 40%.
En los últimos días, Trump también atacó a Brasil como parte de los BRICS, el club formado por 11 países del Sur Global que incluye a China, India, Rusia… Justo cuando los líderes de los BRICS celebraban en Río de Janeiro una cumbre, el estadounidense amenazó, vía Truth, con “un arancel ADICIONAL del 10% a cualquier país que se alinee con las políticas antiestadounidenses de los BRICS”.
Horas antes, el bloque criticó la guerra arancelaria de Trump, pero se cuidó de hacerlo en el acartonado lenguaje diplomático y sin mencionar su nombre. La declaración final decía que “la proliferación de medidas restrictivas del comercio, ya sea mediante el aumento indiscriminado de aranceles (…), amenaza con reducir aún más el comercio mundial (…) y afectar las perspectivas de desarrollo económico mundial”.
Brasil, principal socio del Mercosur, está poniendo enorme empeño en las negociaciones del bloque sudamericano con la Unión Europea para cerrar cuanto antes del acuerdo que crearía la mayor zona comercial del mundo. Y diversificar así su comercio exterior.
El superávit estadounidense hacía que el ministro de Hacienda brasileño, Fernando Haddad, pareciera relativamente confiado el viernes pasado en una entrevista con este diario: “Brasil está en déficit [en su relación comercial con EE UU]. Nos ha impuesto el mínimo, un 10% mínimo, lo cual es injusto. Ahora él está negociando en otros frentes, pero nos llegará la vez y presentaremos nuestros argumentos”.
En cuanto Trump ganó las elecciones, el clan Bolsonaro para aflojar el cerco judicial contra el patriarca. Uno de los hijos, Eduardo Bolsonaro, que habla inglés y es el enlace de la familia con el movimiento nacionalpopulista internacional, dejó su escaño de diputado y se instaló en EE UU. Allí se dedica a hacer lobby a favor de su padre ante la Casa Blanca y congresistas republicanos.
Al día siguiente de que el fiscal general de Brasil denunciara a Bolsonaro, la empresa Trump Media y la red Rumble presentaron una demanda en Estados Unidos contra el magistrado brasileño, acusándolo de censura. Semanas después, el jefe de la diplomacia estadounidense, Marco Rubio, dijo en sede parlamentaria que veía “muy posible” imponer sanciones al juez. Y esta semana Steve Bannon avisaba en una entrevista con el medio brasileño UOL que Trump castigaría al juez Moraes —“creo que eso ocurrirá en cuestión de semanas”—. Quizá ocurra, pero, mientras, Trump ha lanzado un órdago arancelario para salvar a un aliado en un país extranjero.
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Source: elpais.com