En resumidas cuentas, será él, bicampeón por estos lares, o ya los dos únicos rivales que sobre el papel podían destronarle —, citados en la segunda semifinal— los que levanten el trofeo el domingo en La Catedral. De poco le vale a Fritz que no se rompa la cuerda y hacer la goma hasta el final. Cede también el número cinco del mundo en el desempate de la cuarta manga, pese a haber dispuesto de dos opciones para darle algo más de carrete al episodio. Ahí se termina, porque así lo quiere Alcaraz. Por tierra, mar y aire, dominante al saque, al resto y en la red, por todos los ángulos, el de El Palmar ruge y celera, a falta del último paso.
Algo se le ha debido meter en el ojo, pero esta vez, a diferencia de lo sucedido en la final de París, cuando una brizna de tierra le hizo perder foco durante un buen rato, no hay bache. No por eso. ‘Todo , gente’, se dirige al banquillo. Suero y a correr. A seguir abordando a Fritz en un duelo que transcurre entre la discontinuidad, poquito ritmo y el temor a dar otro paso en falso que pueda costarle otro set al norteamericano. Sería ya fatal. Es un tenista sobre un finísimo alambre. El primero lo ha bordado Alcaraz. Se ha adjudicado el español todos los puntos dirimidos bajos sus primeros servicios y ha cerrado a cal y canto la puerta, no vaya a ser que al larguirucho le dé por rebelarse.
No desiste Fritz, pero no parece que así sea. Hasta ahí, muy tibio él, sin ardor alguno. Tampoco es lo suyo, en realidad. . Hasta el decimotercer juego no se costea una oportunidad, que desbarata el adversario con un saque al cuerpo. Sin embargo, la segunda manga va mimetizándose con el ambiente, muy cargado, deporte sobre una sartén, y el juego de Alcaraz va decayendo. El californiano se encuentra con un regalo. Pica el sol, abundan los sudores y pese a que la temperatura no sea excesivamente elevada, 32 grados marca el termómetro, la sensación es superior. Pegajosa, húmeda, tirando más bien a desagradable. El calor veraniego de Londres, ese desconocido.
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Source: elpais.com