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Viernes, 18 de julio 2025, 10:00
Uno de los principales factores que refleja esta situación es el imparable crecimiento del crédito al consumo, con cada vez mayor número de familias que apuestan por endeudarse para poder viajar al no contar con ahorros suficientes. El problema es que cuando se juntan transporte, alojamiento, comida y ocio, se nos olvida que a la vuelta del verano habrá que pagar la fiesta mes a mes, por lo que elegir la mejor opción de financiación es clave a la hora de no encontrar problemas para su devolución.
Según las estadísticas del Banco de España, el tipo medio de las tarjetas de crédito se situó en el 18,48% en abril, frente al 7,52% de los préstamos personales.Con esa base, el comparador financiero Banqmi -de iAhorro- ha analizado los costes asociados a estas dos fórmulas, que son las más habituales de financiación –préstamos personales y tarjetas de crédito– y los resultados son claros: financiar con tarjeta puede salir hasta un 145% más caro. A los tipos de interés actuales, por cada 1.000 euros financiados a 12 meses, el coste de una tarjeta sería más de 100 euros al año en intereses, frente a los 40 euros que rondaría hacerlo con un préstamo al consumo, según los cálculos de la firma.
Para un crédito mayor que serviría para financiar unas vacaciones, digamos, en torno a los 3.000 euros, la diferencia es de hasta 185,11 euros en un plazo de 12 meses. No obstante, si ese tiempo aumentara hasta los 24 meses, la diferencia se dispara hasta los 370 euros. Esto pasa porque, mientras que los intereses pagados por el préstamo aumentan de forma moderada al alargar el plazo (+185,11 euros del primer al tercer escenario), los intereses de la tarjeta se duplican (+370,63 euros). Por tanto, cuanto más largo el plazo, mayor será la penalización económica que tendrá que pagar el usuario.
Con este escenario, el mejor consejo para mantener una buena salud financiera es el de ajustar los planes al dinero disponible, con o sin financiación. Lo primero que hay que tener claro es que endeudarse para el ocio no es una buena práctica financiera y las vacaciones deberían pagarse con dinero disponible. Pero si no queda otro remedio, acudir al banco solo tiene sentido si hay planificación y un control de los ingresos futuros.
Si con eso no es suficiente, no cabe otra que tomar decisiones rápidas, ajustando los planes iniciales, reduciendo gastos o incluso acortando la estancia vacacional planeada si fuera necesario. Tal y como indican los asesores financieros, lo importante es entender que replanificar no es un fracaso, sino una respuesta inteligente a un cambio de circunstancias.
Con esa idea de base, los asesores apuntan a cuatro requisitos que, aunque lógicos, son vitales de llevar a cabo antes de firmar una financiación para las vacaciones:
-que la cuota mensual no comprometa otros gastos esenciales
-que el coste total del préstamo -es decir, sumado al principal los intereses y las comisiones- sea asumible
-tener la seguridad de poder devolverlo en el plazo acordado.
Source: www.hoy.es