Hungría arrasa a España en la semifinal del Mundial de waterpolo

La horda dirigida por Rita Keszthelyi (tres goles y cinco bloqueos) y Dorottya Szilagyi (tres goles y cuatro bloqueos) fue un dique en defensa y una ametralladora en ataque. La piscina de Singapur fue de las mujeres del Danubio, autoras de un primer cuarto arrasador: 6-2. Las españolas nunca más emergieron. La profundidad de la derrota no tiene precedentes en la última década y coincide con una etapa delicada, tras la renuncia de Miki Oca como seleccionador y su relevo por Jordi Valls, hasta marzo su brazo derecho, gran formador de cantera, administrador meticuloso cuyo liderazgo todavía estaba por probarse en la exigencia.

Dicen que lo que empieza bien, bien acaba. Que se lo pregunten a Martina Terré, la portera, que en la primera jugada del partido le paró un tiro a Eszter Varro como si la pelota acudiera a su regazo, voluntaria. En la siguiente acción, ataque español con una ligera brisa de poniente, Paula Leitón se giró antes de incrustar la pelota en la portería de Hungría con una potencia que parecía irresistible. Brillaba España antes del ocaso. Lo que vino después, fue una cadena de calamidades.

Cuando Martina Terré fue sustituida, al final del segundo cuarto, tras el 10-3 de Szilagyi, solo había conseguido detener dos tiros de 12. Llevaba el gorro quemado de tantas peladillas que le habían hecho. En su lugar entró Mariona Terré, su hermana pequeña. Para entonces ya estaba todo perdido.

Al regreso del tiempo muerto, se precipitó el caos. Martina Terré nadó hasta el centro de la piscina para darle un balón a Ani Espar, marcada por la omnipresente Szilagyi. Mala entrega y mal giro. Szilagyi se llevó el balón y marcó el 5-1 a puerta vacía. Al desplome en el marcador sobrevino la convicción de que les esperaba una derrota.

Ani Espar habló como veterana. No hubo muchas en Singapur, después de que Maica García, Pili Peña y Judith Forca se tomaran el año sabático tras un 2024 agotador en el que ejercieron de pilares morales en los momentos de dificultad. España viene de subirse a cinco de los últimos siete podios de Mundiales. El golpe de Hungría amenaza con aturdir a una generación que venía lanzada. El miércoles, frente a Estados Unidos, tendrán ocasión de redimirse.

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