España juega este miércoles (21.00, La1) en Zúrich uno de los partidos más importantes de su historia. La selección que en 2023 se proclamó campeona del mundo en Sídney y un año más tarde levantó la Nations se enfrenta a Alemania, el dominador de la Eurocopa con ocho títulos, en las semifinales del torneo. Es la segunda vez, tras la de 1997, que la Roja llega al penúltimo escalón. Hace 28 años cayó contra Italia en un campeonato que solo jugaban ocho equipos y que ni siquiera se llamaba como ahora. Hoy, con un grupo de jugadoras completamente profesionales, la selección trata de romper su techo en una Euro contra un rival al que nunca ha ganado y pisar al fin la final. En contra de la historia, el combinado dirigido por Montse Tomé, que el pasado viernes superó por primera vez una eliminatoria en el torneo, es el campeona en 1989, 1991, 1995, 1997, 2001, 2005, 2009 y 2013 y subcampeona en 2022.
La situación de la selección española, que aún está disputando su quinta Eurocopa, ha evolucionado tanto estos últimos años que hoy se presenta en el Stadion Letzigrund —con capacidad para 22.700 espectadores— como la única que ha llegado a semifinales habiendo sido primera de grupo y con pleno de triunfos en los cuatro partidos anteriores. También como el equipo que ha desplegado el juego más fascinante, un fútbol asociativo pero también vertical con el que somete a sus rivales y los hunde alrededor de su área a través del balón. “La confianza está al 100%. Será un partido duro, pero tenemos máxima motivación para hacer historia una vez más”, afirmó el martes Alexia Putellas, la segunda capitana, en la rueda de prensa previa al encuentro.
La Die Nationalelf, sin embargo, pasó como segunda de grupo tras ser goleada por Suecia y superó los cuartos ante Francia tras un fenomenal ejercicio de resistencia. El combinado entrenado por Christian Wuck aguantó desde el minuto 13 con una jugadora menos, logró empatar el encuentro, subsistió en la prórroga y venció en los penaltis. El equipo ha tenido cuatro días para recuperarse de la paliza física, pero no cuenta hoy con las sancionadas Sjoeke Nüsken y Kathrin Hendrich y las lesionadas Giulia Gwinn —la capitana— y Sarai Linder, cuatro bajas de peso. “No tendremos mucha posesión, sufriremos, pero tendremos que aprovechar nuestras oportunidades para imponer nuestro juego”, avisó Wuck.
La locomotora alemana ya no es aquel conjunto que intimidaba por el físico de sus futbolistas, superior durante años y años al de las españolas. La brecha se subsanó con las condiciones profesionales que esta última década, pasito a pasito, fueron adquiriendo los principales clubes de la Liga F y la propia selección. España, en cambio, nunca ha ganado aún a las germanas. En los ocho choques previos registraron cinco derrotas y tres empates. La última vez que ambos equipos se enfrentaron fue en los Juegos Olímpicos de París el verano pasado, cuando Alemania se llevó el bronce y dejó a la Roja chafada y sin medalla.
Más allá de la historia, todos los datos sugieren que el grupo de Tomé tiene más recursos en el campo que las germanas. Ha marcado más goles (16 a 6), ha encajado menos (3 a 6), ha tenido más posesión (74% a 54%), ha generado más ocasiones (75 a 48) y ha sufrido menos (18 a 34). España, sin embargo, ha tenido un trayecto plácido hasta las semifinales y solo se ha batido con selecciones sin cartel como Portugal, Bélgica, la sorpresiva Italia y la anfitriona de la Eurocopa, Suiza. Alemania, que tuvo enfrente a Polonia y Dinamarca pero también a dos candidatas al título como Suecia y Francia, es el primer ogro que se cruza en el camino de la Roja hacia la final del 27 de julio en Basilea.
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
Source: elpais.com