La UE aprueba aranceles por 93.000 millones a las importaciones de Estados Unidos por si fracasa el acuerdo

Casi nadie en Bruselas quiere que se activen esos aranceles que se han aprobado por mayoría cualificada. La apuesta de la UE por la salida pactada ha sido inquebrantable, a pesar de los desplantes y amenazas procedentes desde el otro lado del Atlántico. De hecho, este jueves, un par de horas después de que se aprobara el potencial contraataque, el portavoz comercial de la Comisión Europea, Olof Gill, ha incidido en la idea: “La UE continúa en contactos intensos con Estados Unidos en el nivel técnico y político”. A continuación ha vuelto a dejar claro que, al menos oficialmente, la discreción es la norma desde Bruselas: “No voy a entrar en detalles del plan de contactos”.

Y esos contactos empezaron a dar frutos este miércoles, cuando el comisario de Comercio, Maros Sefcovic, llevó buenas noticias a su reunión con los embajadores representantes de los Estados miembros al Consejo tras haber hablado con el secretario de Comercio estadounidense, Howard Lutnick, un poco antes. Hubo optimismo en el encuentro, apuntan fuentes diplomáticas, pero también se acordó no bajar la guardia. Y ahí entra el paso dado ese jueves, que no deja de ser una muestra de lo poco que se fían de Trump sus socios —sobre el papel— comerciales, militares y políticos en Europa. Tal es la desconfianza que lo aprobado no se desarticulará del todo en caso de acuerdo, sino que seguirá simplemente suspendido por si Washington vuelve a cambiar de idea después.

La lista definitiva de productos a los que aplicar aranceles se compone de las dos ya conocidas: la primera cercana a 21.000 millones que ya se aprobó —pero nunca ha llegado a aplicarse para negociar sin dar pie a una escalada— y la propuesta de hace una semana de 72.000 millones, que todavía no había recibido el visto bueno de los Estados. Ahora se ha unificado y en ella hay importaciones como el whisky bourbon, los aviones de Boeing, las motos Harley-Davidson o los coches.

Si llega a activarse, el plan apuntado el miércoles está pensado para que funcione como un arancel espejo. Es decir, si llegado el día 1 de agosto no hay acuerdo y Estados Unidos aplica un arancel general del 30%, como amenazaba la carta enviada por el presidente estadounidense el 12 de julio, la UE aplicará el mismo porcentaje, apuntan fuentes diplomáticas. Hay que tener en cuenta que los 93.000 millones de euros son la base del valor de productos sobre los que se aplica esa tasa. Por ejemplo, en el caso de que se llegara al peor escenario del 30%, podría suponer un castigo o una recaudación aduanera adicional para la Unión, según el prisma del que se mire, de 27.900 millones de euros.

Es clave conocer qué va a pasar con las investigaciones abiertas sobre sectores como el farmacéutico —al que el presidente estadounidense amenazó con imponer un arancel del 200%— y los semiconductores. No obstante, y dado el optimismo de este miércoles en Bruselas, es probable que esos obstáculos, presentes hasta el pasado viernes, hayan desaparecido.

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