España cayó el domingo con la cabeza alta en su primera final de Eurocopa ante Inglaterra en la tanda de penaltis. La derrota dejó a las jugadoras de la Roja muy tocadas tras haber superado a su rival en posesión —60% a 40%—, ataques intentados —77 a 41—, disparos —24 a 10— y tiros a puerta —7 a 5—. El equipo voló el lunes a Madrid sin el que hubiera sido su primer título en el torneo después de no perder ni un solo partido con el balón en juego. Montse Tomé, la seleccionadora, había atendido el día anterior a los medios de comunicación en la sala de prensa del St. Jakob-Park de Basilea con el ánimo destrozado: “Las jugadoras están mal, como estamos todo el staff. Esto es lo que implica esta profesión. Merecíamos otro final, lo hemos tenido y se nos ha escapado”.
Antes de esos partidos, la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) tiene que decidir qué hace con el contrato de la seleccionadora, Montse Tomé, que expira el próximo 31 de agosto. “Es un tema que tenemos que abordar, pero ahora no es el momento. Tomé ha hecho un trabajo encomiable y con mucha valentía. En todo momento ha estado a la altura. Se hablará después de su futuro”, dijo en Suiza el mandamás del organismo, Rafael Louzán, que ha roto con la dinámica de renovar a los seleccionadores antes de que se celebren los grandes torneos.
Aitana Bonmatí, que fue junto a Mariona Caldentey y Salma Paralluelo una de las tres futbolistas que falló el penalti en la tanda ante las lionesses, llegó a disculparse por su error: “Pido perdón por mi fallo, no lo he podido meter. El fútbol es cruel porque en un día se decide todo. Pero creo que hemos sido el equipo que tiene más talento y el que mejor fútbol ha desplegado. Vuelvo a pedir perdón en nombre de todo el equipo”. La actual Balón de Oro, elegida mejor jugadora del torneo tras superar a finales de junio una meningitis vírica que puso su participación en jaque, se refería al juego que desplegó la selección a lo largo de la Euro: fue la que más goles marcó (18), la que menos encajó (4), la que más remató (142 intentos) y la que más tiempo tuvo el balón (70,4% de posesión).
El estilo del equipo, en el que el Barcelona es la academia predominante, enganchó como nunca a un país que el domingo se pegó al televisor para ver la final. Más de seis millones de personas —una cuota de pantalla del 58%— siguieron la tanda de penaltis, mientras que 4,1 millones (42,2% de share) estuvieron atentos a los primeros 90 minutos y 5,3 millones (52,4%) hicieron lo mismo con la prórroga.
Sea con Tomé o sin ella, la federación, que va a modificar gran parte del cuerpo técnico de las selecciones formativas, tiene en esta generación de futbolistas un potencial enorme para seguir cosechando récords en el número de niñas que cada año juegan al fútbol —la última temporada hubo 109.874 federadas, más que nunca— y continuar también sumando títulos. Hace tres años, España no había superado una eliminatoria de un gran torneo y el domingo se quedó, pese a merecerlo, a un paso de conquistar una triple corona inédita en el mundo de las selecciones femeninas tras haber levantado el Mundial y la Nations.
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Source: elpais.com