Pese a la amenaza de Donald Trump de imponer nuevos aranceles a Europa si no modifica su reglamento digital, Bruselas ha lanzado este jueves el proceso legislativo necesario para retirar buena parte de los aranceles a los productos industriales estadounidenses y sellar así legalmente el acuerdo comercial con Estados Unidos cerrado hace una semana. Se trata del primer paso de un procedimiento probablemente largo que Washington exigía para dar por bueno el pacto. Sobre todo, también, para incluir de manera retroactiva a los automóviles —uno de los sectores de mayor interés para Europa en los intercambios con Estados Unidos— en el tope de 15% acordado para una amplia gama de productos y que por el momento se mantiene en el 27,5%.
Según ha anunciado el comisario de Comercio, Maros Sefcovic, se trata en realidad de dos medidas: una servirá para eliminar los aranceles sobre los productos industriales estadounidenses y proporcionar un acceso preferencial al mercado europeo para una serie de productos pesqueros y agrícolas no sensibles de EE UU. La segunda, según un comunicado al respecto, propone prolongar el trato libre de aranceles para la langosta, para incluir también la langosta procesada.
“El acuerdo entre la UE y EE UU es un paso hacia la estabilidad y la base para una verdadera cooperación en desafíos compartidos, como el acero. Su total implementación es clave”, ha destacado Sefcovic, principal negociador del acuerdo, en las redes sociales.
Ahora, tanto el Parlamento Europeo como el Consejo (los Estados) deberán aprobar las propuestas para que puedan entrar en vigor. No obstante, este paso ahora dado es suficiente como garantía hacia Estados Unidos.
Dado que no habrá reunión del Colegio de Comisarios —el organismo que debía dar su visto bueno a la propuesta— hasta la semana que viene, ya en septiembre, se ha optado por el denominado “procedimiento escrito”, por el que los comisarios aprueban por escrito una nueva iniciativa, siempre y cuando “el servicio jurídico y todos los servicios consultados durante la fase de planificación y propuesta estén de acuerdo”.
Con todo, este no es más que el comienzo de un proceso que se vaticina tumultuoso. El presidente de la Comisión de Comercio Internacional del Parlamento Europeo, Bernd Lange, que ya advirtió de las “asimetrías” del pacto cuando fue cerrado, de palabra, por Trump y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en Escocia a finales de julio, ya ha advertido de que no hay garantías de que el acuerdo sea respaldado en la Eurocámara.
“No estoy seguro de que el Parlamento apruebe la propuesta”, advirtió esta misma semana en una entrevista con Euractiv. “No veo muy claro por qué se justifica que los productos fabricados con acero y aluminio que van de la UE a Estados Unidos estén sujetos a aranceles del 50%, pero no estén sujetos a ningún arancel cuando van de los Estados Unidos a la UE”, indicó. Ya en julio había advertido de que buscaría asegurarse de que “nada de nuestro derecho a regular, desde los servicios digitales hasta la fijación de precios del carbono, se haya visto comprometido a cambio de este acuerdo”.
Pero eso es precisamente lo que ahora ha empezado a suceder.
Ante las críticas a un acuerdo comercial que muchos consideran supone una “sumisión” de Europa a EE UU, Bruselas ha defendido el pacto como una garantía de que no sufrirá nuevos vaivenes arancelarios, lo que proporciona “estabilidad y previsibilidad” a las empresas. La propia Von der Leyen lo ha calificado de un acuerdo “fuerte, si bien no perfecto”.
Tras conocer la nueva andanada de Trump, la Comisión Europea defendió el “derecho soberano” de la UE y sus miembros a regular actividades económicas en su territorio y aseguró una vez más que precisamente por eso estas normas ni siquiera habían estado en la mesa de negociaciones, una afirmación que ahora pierde visiblemente valor.
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Source: elpais.com