Un programa que acompaña el embarazo durante una maternidad vulnerable: “Estaba en un túnel oscuro”

Cuando Laura quedó embarazada nunca imaginó cómo cambiaría su situación. “Hay momentos en los que pasan cosas; a veces, todas en el mismo momento… Eso me ocurrió”, cuenta. “No tenía documentación, me acababa de graduar, estaba sin empleo y me quedé embarazada”. A eso se sumaron episodios de violencia de género por parte de su expareja y padre de su hija. “Estaba en un túnel oscuro”, recuerda. Hasta que llegó a un lugar de apoyo que fue su pilar.

El trabajo de Preinfant se basa en el acompañamiento a madres en situaciones vulnerables. Por ejemplo, madres adolescentes, familias monomarentales, migrantes, familias con muy pocos recursos, problemas de salud mental o de consumo de drogas. Buscan paliar la soledad, crear una red de apoyo y ofrecer acompañamiento psicológico y emocional, asesoría jurídica, en ocasiones ayuda material y orientación en la toma de decisiones.

Beatriz Rivas Hernández, trabajadora social del programa en Madrid, detalla que los acompañamientos varían dependiendo de las necesidades de cada madre. “Ha habido familias a las que acompañamos al parto, porque no tienen red; luego, cuando nacen los bebés, vamos a sus seguimientos pediátricos”.

Rivas ha sido la acompañante de Laura durante todo el tiempo que ella ha acudido a Preinfant. “Para mí es como una amiga, ella te da la confianza como si la conocieras de toda la vida. El trato es muy personalizado”, resume Laura. Ella recibió apoyo en distintos aspectos —desde un coche para bebés hasta orientación jurídica y social—, pero lo más importante fue el acompañamiento psicológico. “Necesitas que alguien te diga si algo es correcto o no, esos puntos en los que tus emociones y tus sentimientos empiezan a pesar más que el razonamiento”, menciona Laura.

El embarazo de Laura se siguió complicando cuando se percató de que su hermana, que tenía dos hijas pequeñas, consumía drogas y alcohol y hacía fiestas en su casa con las dos menores presentes, sin ningún tipo de control. “Estaban corriendo peligro”, narra, “eran hombres en casa, hombres drogados, y mi sobrina se levantaba y llamaba a la mamá llorando”. Laura no sabía qué hacer o a quién acudir. Desde Preinfant también la acompañaron en la toma de decisiones para el bienestar de ella y sus sobrinas, la menor, de tres años.

Calafat agrega que “si no hay necesidades básicas cubiertas, es muy difícil atender las otras”. Según informó Save The Children el año pasado, la tasa de pobreza entre familias monomarentales (49,5%) duplica a la del conjunto de hogares con hijos pequeños y adolescentes (25%) ―que ya de por sí es mayor que la de los hogares sin hijos―. Y señala que las mujeres están expuestas a una mayor precariedad y pobreza laboral, lo que influye en sus tasas de pobreza, “desproporcionadamente elevadas”.

El programa mencionado acompaña a madres durante el embarazo para empezar a fortalecer el vínculo desde entonces. Hacerlo cuando el bebé ya tiene algunos meses es mucho más difícil. Así, plantea sesiones semanales desde el embarazo hasta los seis meses del bebé; quincenales a partir de los seis meses y hasta el año; y mensuales del primer año hasta los tres.

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