Además, Trump persistirá en su intento de arrebatar al Congreso el poder presupuestario. A todas esas fricciones entre las más altas instituciones del país se añade la decisión de un tribunal de apelaciones de cancelar la mayor parte de la política de aranceles de Trump, un revés que ha enfurecido al republicano y que, si se confirman sus amenazas de apelar, el Tribunal Supremo tendrá que decidir en los próximos meses.
Quizá en ninguna parte sean más visibles las tensiones que en las propias calles. Para este lunes están convocadas manifestaciones sindicales en las ciudades estadounidenses, incluida la de miles de empleados del sector de la hostelería ante la Torre Trump en Nueva York, bajo el lema “Trabajadores contra Millonarios”. La Guardia Nacional y la policía federal patrullan Washington desde hace tres semanas por órdenes del presidente.
Trump asegura que la medida es imprescindible para luchar contra una delincuencia supuestamente desbocada y amenaza con tomar medidas similares en otras ciudades de mayoría demócrata, desde Baltimore a Chicago, en lo que los líderes de la oposición han tildado de una “crisis prefabricada”, diseñada para alejar la atención pública de otros problemas de Trump: la polémica en torno al caso del pederasta Jeffrey Epstein, la impopularidad de su ley presupuestaria, la falta de un alto el fuego en Ucrania pese a sus intentos de mediación y, ahora, el revés arancelario.
Dentro del Congreso, el primer gran envite tendrá lugar esta misma semana, sobre uno de los asuntos que más interesan a Trump: el control de la Reserva Federal, cuya independencia es clave para la buena salud de la economía estadounidense. El presidente presiona a este organismo independiente con cada vez más fuerza, para que se ponga a sus órdenes en política monetaria, incluida una amplia rebaja de los tipos de interés.
El martes, una jueza retomará la demanda de Lisa Cook, una de los siete gobernadores del banco central, contra los intentos del presidente por despedirla. Trump alega que supuestas infracciones hipotecarias de la antigua académica le obligan a ese paso; ella replica que se trata de una maniobra para reemplazarla por alguien afín a la Casa Blanca y hacerse con el control de la junta de gobernadores. El jueves, el comité bancario del Senado empezará a examinar la candidatura de Stephen Miran, hasta ahora director del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca, para cubrir otra vacante en la junta. Su nombramiento, y la expulsión de Cook, darían mayoría al presidente.
La medida de Trump ha suscitado las protestas incluso de su propia bancada. En un comunicado, la senadora Susan Collins, republicana de Maine, recordaba que la Constitución “deja claro que el Congreso tiene la responsabilidad de asignar los presupuestos”. Cualquier intento de arrebatarle esa potestad “sin el visto bueno del Congreso es una violación clara de la ley”, recordaba.
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
Source: elpais.com