Entre policías y vallas, Ganna vuela en la contrarreloj de la Vuelta a España

Separados por un biombo, los equipos EF y Lidl-Trek desayunaron en la misma sala del Hotel Lasa Sport de Valladolid. No se veían, pero sí se oían y, al acabar, chocaron los puños y solo se desearon una cosa: “Esperemos que la etapa vaya bien”. Y eso, en una Vuelta marcada por los incidentes y manifestaciones en favor de Palestina y contra el genocidio israelí en la Franja de Gaza, focalizado todo en el conjunto Israel-Premier Tech y, no era un mensaje vacío. Pero sí fue certero porque las medidas de seguridad y la multiplicación de los efectivos policiales —más de 400 agentes de la Policía Nacional y 150 de la Guardia Civil de Valladolid, además de los que acompañan regularmente al dispositivo de la Vuelta— facultaron una etapa sin disturbios, más allá de dos detenidos que intentaron entrar en el recorrido sin éxito. Una etapa, también, en la que Filippo Ganna evidenció que es el mejor cuando la lucha es contra el reloj, y en la que Vingegaard no perdió apenas tiempo con su inmediato perseguidor, con un Almeida que le sacó 10 segundos para dejar la diferencia en 40.

De buena mañana, los autocares se instalaron en el centro de Valladolid para que los corredores hicieran uno o dos reconocimientos del circuito, apenas una hora para dilucidar cuál era el mejor trazado para arañar segundos. A la vez, los mecánicos preparaban los rodillos, los ventiladores y, claro, las bicicletas, la ropa, los accesorios y dispositivos, además de los cascos. Todo estaba tranquilo, curiosos los aficionados por ver unas herramientas que valen oro, también por acercarse a la élite del ciclismo. Pero era una calma tensa habitual en esta Vuelta, con el conjunto Israel en el ojo del huracán, que, si bien ha borrado el nombre del maillot y de los coches oficiales, mantiene la estrella de David.

Advertidos los cuerpos de seguridad de que en Valladolid se podía armar un buen enredo con los activistas, la Vuelta decidió acortar a última hora del día anterior la contrarreloj, de 27,2 kilómetros a 12,2. Sabía la Policía que la Plataforma Solidaria con Palestina de Valladolid ya había colgado en las redes sociales los puntos de encuentro para las concentraciones. “Por genocida, fuera Israel de la Vuelta. Trae tu bandera y kufiya [pañuelo característico del país y de Oriente Medio]. ¡Haz ruido!”, solicitaba. Se anunciaban curvas. “Puede ser, pero somos muchos y estamos preparados”, resolvía un policía nacional, que desvelaba que todo el circuito estaba vallado y que solo había unas cuantas curvas al inicio para dar protagonismo a las rectas, donde es más fácil controlar los posibles incidentes. En el retrovisor quedaba la crono por equipos, cuando varios activistas cortaron la carretera al paso del equipo Israel.

Pero el asunto, aunque en las curvas hubo masificación de manifestantes y en las que se encontraba el secretario de Organización y portavoz de Podemos, Pablo Fernández, no pasó a mayores, protesta pacífica.

Al fondo de la avenida Salamanca, donde reposaban los buses, estaba el Israel, siempre acompañado por dos coches de la Policía. “No podemos dar datos del operativo porque perdería su eficacia. No queremos descubrir nuestras cartas para salvaguardar el dispositivo”, siseaban. Y trabajo han tenido porque a los coches del equipo les han tirado pintura y al autobús tomates, además de que les han fastidiado un par de noches en los hoteles, amén de los insultos, de guapo para arriba. “En Valladolid hemos pasado buena noche y los ciclistas han podido reconocer el recorrido sin problema alguno”, respondían desde el equipo. Un recorrido cercenado.

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Sin otro incidente que los dos detenidos, ni siquiera la tonadilla de Palestina Libre que cada día se escuchaba en la frecuencia de Radio Vuelta —cambiaron una antena para evitar los hackeos—, la crono por Valladolid transcurrió con normalidad. Se pronunció la gente en las aceras y los ciclistas en el asfalto. Un win-win. Y el mejor fue Ganna. Aunque Vingegaard, todavía líder con colchón, se fue satisfecho, capaz de codearse con Almeida.

El final de la Vuelta está cerca, ya con solo tres etapas por disputarse (dos se resolverán presumiblemente al sprint) y con la ascensión a la Bola del Mundo como juez final. Siempre que no haya disturbios, cosa que desde la organización temen, pues no son pocas las movilizaciones que se están organizando en las redes. Pero eso será otra historia. La de Valladolid fue pacífica, suficiente para que los mejores se batieran.

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