El Anteproyecto de ley que ha aprobado el Gobierno esta semana pretende seguir avanzando en esta guerra, aumentar los espacios sin humo (a terrazas, recintos deportivos al aire libre, marquesinas de transporte público, conciertos…), equiparar nuevas formas de consumir nicotina ―como vapeadores, hierbas calentadas y bolsitas― al tabaco convencional y restringir más su publicidad. Tiene por delante una complicada tramitación parlamentaria en la que habrá de convencer a la mayoría del Parlamento de las bondades de la norma, frente a los argumentos de las patronales del tabaco, la hostelería y el vapeo, que defienden sus negocios amparándose en la libre competencia, la convivencia e, incluso, la salud.
Numerosos estudios muestran que los adolescentes que vapean tienen más probabilidades de fumar tabaco convencional. La revisión más amplia hasta ahora, publicada hace unas semanas en British Medical Journal, calculaba que multiplica por tres el riesgo. Fue un tema que se debatió la semana pasada en el . Mónica Pérez-Ríos, coordinadora de su Grupo de Trabajo de Tabaco, explica que hubo opiniones encontradas: “No estamos viendo un aumento de la prevalencia de los cigarrillos tradicionales, pero no sabemos si hubieran bajado más sin el vapeo. No puedo decir que sean la puerta de entrada [al tabaco] o que no. Hay estudios de cohortes que dicen que sí [como el mencionado], y seguimientos de encuestas donde no se ve”.
Esto ha decepcionado a los activistas contra el humo, que creen que hay que poner más difícil el acceso al vapeo, por un lado, y hacer menos atractivo al cigarrillo tradicional, por otro. “Se trata de poner trabas y de trabajar en la prevención”, subraya Ramón Reyes. Porque, aunque parecía que fumar ya no estaba de moda, los pitillos vuelven a emerger como elemento de glamour en el audiovisual, como sucedió hace décadas.
En la película Materialistas, fumar es un rasgo distintivo (y cool) de Dakota Johnson, la actriz protagonista. Algo parecido sucede en la serie The Bear. O en un videoclip de Rosalía, quien en una story de Instagram mostró cómo en su último cumpleaños regalaba cigarrillos a los asistentes. La influencer Carlota Maranon señalaba hace un año que en los últimos eventos de moda era frecuente ver a famosos que encendían un cigarrillo justo antes de la zona de las fotos para que se les viera fumando.
En un reciente reportaje de The New York Times, Jared Oviatt, el creador de la cuenta de Instagram @Cigfluencers, que sube fotos de famosos fumando, decía que últimamente le resulta mucho más fácil encontrar material que cuando empezó a recopilarlas, en 2021. Son solo unos pocos ejemplos de lo que parece una tendencia.
Un estudio presentado en la última Conferencia Mundial de Control del Tabaco mostraba, con modelos matemáticos en cada país, cómo cada punto de subida de los impuestos representa una bajada del consumo y, a la vez, un aumento de ingresos. Para España calcula que si la cajetilla costase 11 euros, la tasa de fumadores se reduciría en cinco puntos y se recuperarían más de 15.000 millones de euros, entre lo que se sacase de los impuestos y lo que se ahorraría en sanidad.
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Source: elpais.com