He cambiado mis AirPods Pro 2 por los nuevos 3: ¿merece la pena comprarlos?

Durante los últimos tres años, los AirPods Pro 2 han sido, sin duda, el ‘gadget’ tecnológico que más he exprimido de todos los que tengo. Los he usado a diario para llamadas, para escuchar música mientras doy un paseo o hago ejercicio o para conciliar el sueño con un podcast antes de irme a la cama. Soy consciente de sus virtudes, como su buen sonido y cancelación de ruido, y de su perfecta integración con el ecosistema de la manzana mordida. Pero también de sus defectos. Por ejemplo, nunca me terminó de convencer el sistema de bloqueo de conversación de Apple, porque es bastante habitual que falle y te deje sin sonido, simplemente porque hay una persona hablando cerca de ti.

Los Pro 2 también me han llegado a hacer algo de daño en el oído tras usarlos durante varias horas seguidas, algo que no conseguí solventar del todo ni cambiando las almohadillas. Y este es un problema que no he tenido, al menos durante la primera semana de uso, con los recientes AirPods Pro 3, con los que Apple ha renovado la línea después de tres años dejándola descansar.

En apariencia, el dispositivo no cambia casi nada. La caja de carga blanca, la de siempre, mantiene las mismas líneas curvas y solo aumenta un poco en tamaño; lo justo para que no resulte incómodo de llevar en el bolsillo. Donde sí el diseño pega un salto importante, aunque no se note demasiado a primera vista, es en los dos auriculares, que llegan con una nueva curvatura que mejora el ajuste del dispositivo en el oído.

Ahora se quedan mucho más fijos y, de verdad, resultan notablemente más cómodos de llevar. Además, llegan con nueva protección IP57, lo que los hace más resistentes contra el agua. Evidentemente, no podrás bucear con ellos puestos, pero si se mojan mientras andas por la calle o sudas en el gimnasio no tendrás problema alguno.

Respecto al sonido, que es clave, el nuevo modelo mejora gracias a su nueva arquitectura acústica multipuerto. El cambio se nota sobre todo en los graves, que resultan especialmente profundos, y en la nitidez de las voces. La cancelación de ruido activa (ACN) también pega un salto. Apple dice que es la mejor que hay en el mercado; aunque atendiendo a lo que ofrecen otras marcas en este apartado, como Sony o Bose, nos parece algo arriesgado darlo por bueno. Lo que sí nos ha quedado claro es que en situaciones con mucho ruido de fondo, como podría ser el metro, el dispositivo funciona bien a la hora de bloquear el sonido de fondo, incluso sin necesidad de poner el volumen a tope.

Las mediciones, además, no difieren mucho de las que ofrecen los relojes de Apple. Durante los entrenamientos los auriculares han mostrado lecturas muy cercanas a las habituales, por lo que no hay nada que objetar en este apartado. Quizá lo más molesto de usar los AirPods con este fin es que los anillos de actividad, en el iPhone, se quedan fijos hasta que no terminas el entrenamiento, por lo que durante su desarrollo no sabes bien cuántas calorías te quedan por quemar para cumplir con tu objetivo diario. Esto es algo que no ocurre cuando usas un reloj inteligente de la marca.

En principio, se trata de una función que podría ser especialmente atractiva para los consumidores. Si funciona correctamente, el usuario podría recurrir a los auriculares para que estos tradujesen de forma automática todo lo que se le dice en otro idioma durante una conversación. Y si el otro interlocutor tiene también unos AirPods, sobre el papel ninguno de los dos tendría problemas de comunicación. Luego, hay que tener en cuenta que estos sistemas de traducción automática siempre cometen algún que otro error y es bastante fácil que se confundan con alguna de las palabras que dicen quienes los emplean.

Aunque el dispositivo suma muchas mejoras en comparación con los Pro 2, pegar el salto para los que ya tienen el anterior modelo no está completamente justificado. Si no tienes especial interés en contar con la nueva función de lectura de frecuencia cardiaca, o eres un loco del sonido y la cancelación de ruido, lo mejor sería seguir sacándole partido a los 2.

Ahora bien, si no tienes el anterior modelo, el Pro 3, que cuesta 250 euros, puede ser la opción ideal. La diferencia de precio entre los dos es de unos 50 euros, algo que entra dentro del terreno de lo asumible. Eso sí, solo para aquellos que tienen móviles iPhone. Si vas a utilizar los auriculares con Android hay mejores opciones en el mercado, como los Galaxy Buds3 Pro de Samsung o los Sony WF-1000XM5.