Una comisión internacional de científicos propone cambios para combatir la degradación medioambiental y las enfermedades. La clave: menos proteína animal y más vegetales
“Personas sanas en un planeta sano con sistemas alimentarios justos”. Ese es el objetivo que se fijó la Comisión EAT-Lancet, formada por un equipo multidisciplinar de 50 científicos y vinculada a la prestigiosa publicación The Lancet. Como resultado de esta iniciativa surgió en 2019 la denominada Dieta de Salud Planetaria (DSP). Se trata de una propuesta cuya “adopción reduciría los impactos ambientales y las deficiencias nutricionales de la mayoría de las dietas actuales”, sostienen sus autores. Esta comisión ha actualizado su propuesta seis años después y, tras revisar la evidencia científica, llegan a una conclusión aplastante: si se adoptara en el conjunto del planeta, se podrían evitar 15 millones de muertes prematuras al año (el 27% de los fallecimientos de este tipo) ya que se reduciría el impacto de muchas dolencias ligadas a la comida.
De hecho, solo el 1% de la población mundial se encuentra en un espacio seguro y justo, desde el punto de vista social, ambiental y de la salud. Pero, como destaca Walter C. Willett, copresidente de la Comisión EAT-Lancet y profesor en la Escuela de Salud Pública Harvard T. H. Chan, la propuesta de DSP es “muy consistente con la dieta mediterránea tradicional”, y con otras tradicionales de muchas partes del globo.
Según el informe de la Comisión EAT-Lancet, la adopción de la DSP, “junto con ambiciosas políticas de mitigación climática, daría como resultado reducciones sustanciales en las emisiones de gases de efecto invernadero y el uso de la tierra”.
Pero el problema va más allá del calentamiento global. En el informe de este 2025 los autores han analizado por primera vez la influencia que tienen los sistemas alimentarios en la superación de los llamados límites planetarios, que son nueve procesos fundamentales de la Tierra que los científicos liderados por el Instituto Potsdam sostienen que deben mantenerse estables para que la Tierra siga siendo habitable. Siete ya se han superado. En cinco de ellos la alimentación juega un papel determinante en la superación de los umbrales de seguridad. Son el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, el cambio en el uso del suelo, los flujos biogeoquímicos (nitrógeno y fósforo) y el uso del agua dulce.
Aunque los autores recalcan que tan solo un 1% de la población mundial está dentro de la zona segura y justa, el grado de responsabilidad sobre la afección al medio ambiente de lo que se come no es ni mucho menos homogéneo. Porque, los autores recalcan que “las dietas del 30% más rico de la población mundial contribuyen a más del 70% de las presiones ambientales” ligadas a los sistemas alimentarios. “Estas estadísticas ponen de relieve las grandes desigualdades en la distribución de los beneficios y las cargas de los sistemas alimentarios actuales”, concluyen.
Una parte importante de la conferencia de prensa que los coordinadores y autores principales de esta Comisión ofrecieron a los medios previa a la publicación este viernes del informe la emplearon en resaltar la solidez del estudio que han elaborado y en el que han participado medio centenar de científicos. “Hay una abrumadora evidencia científica”, sostiene Rockström. Sin embargo, él y su equipo están preparados para los “ataques” que sospechan que van a recibir.
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Source: elpais.com
