Vinicius se afina con goles

El brasileño, que se fue acercando a su punto letal a fuerza de insistir durante el partido, lideró con dos tantos, uno de ellos un penalti que le cedió Mbappé, la victoria de un sólido Madrid ante el Villarreal

El Real Madrid respondió a las incertidumbres que dejó el derbi con una función muy sólida contra el Villarreal, el tercer clasificado, al que permitió muy poco. Ganó, duerme líder a la espera del Barça, y escuchó notas más atinadas de Vinicius. Para el brasileño el partido fue una especie de ejercicio de afinación en el que poco a poco iba buscando reencontrar su música, de regate fallido en regate fallido. Hasta que empezó a escaparse de Mouriño, al que terminó sacando dos amarillas. Hasta que marcó un doblete, con el que ya acumula cinco goles y cuatro asistencias en ocho jornadas. Aún no suena nítido, pero pega. Y el Madrid se va al parón con mejor cuerpo que el que llevó a Kazajistán.

Esta disposición queda sin embargo en suspenso porque había una pieza esencial que la contemplaba desde el banquillo. Tras su titularidad fallida en el derbi, Bellingham volvió a esperar turno sentado. Y fue precisamente esa posición del inglés fuera del campo la que permitió que Güler regresara al centro, después de resultar menos determinante en la banda derecha del Metropolitano.

Cuando parecía que había llegado el momento de que el Villarreal golpeara, sucedió a la inversa. Militão cruzó un pase que peinó Mbappé y terminó en Vinicius en la otra banda. El brasileño burló a Mouriño, al que tenía con amarilla desde el minuto 20, y marcó con un tiro que desvió levemente el tacón de Comesaña. Entren como entren, a veces los goles lo transforman todo. No solo el marcador. Vinicius se sentía capaz de todo. Enfiló al área, fingió una parada, lo arrollaron, y sacó un penalti, que asumió enseguida. Mbappé accedió y el brasileño, pleno de fe, embocó un lanzamiento pobre que pasó tocando por debajo el costado de Tenas.

Para entonces, seguía pendiente el estirón que había planeado el Villarreal. Llegó dos goles tarde, pero Mikaudaze acertó con un tirazo desde fuera el área a la base del poste al que no alcanzó Courtois. El Real concedió poco más. Bellingham, que entró por Güler, robó muy arriba, conectaron Mbappé y Brahim y marcó el francés poco antes de retirarse con el tobillo derecho dolorido. La única mancha de una noche de alivio para un Madrid que siente reencontrarse a Vinicius.

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