Los azulgrana, irreconocibles hasta el descanso, se vencieron de mala manera después de que Lewandowski fallara un penalti con 2-1 en el marcador del Pizjuán
Aturdido todavía por el impacto que dejó el PSG en la Champions, el Barcelona se venció también en la Liga. No ha sido la mejor semana para el equipo de Flick después de que mediara también el contencioso con la selección por Lamine. Los azulgrana han perdido el hilo del juego, irreconocibles como equipo e individualmente, después de que hasta Lewandowski fallara un penalti en Nervión. El error del polaco desencadenó la goleada y la euforia del Pizjuán. Hacía diez años que el Sevilla no ganaba en su casa al Barça. El liderato azulgrana ha sido tan inconsistente como su fútbol, hoy sorprendentemente desapasionado y sin encanto, alejado de la ambición transmitida por Flick. No se había visto a un equipo tan vulnerable y desinflado desde que el alemán llegó al Camp Nou. Los barcelonistas no dieron pie con bola, sin fuerza ni lucidez, derrotados sin ninguna excusa por un brioso y clarividente Sevilla.
Al igual que ocurrió con el PSG, las marcas individuales en la divisoria del Sevilla dejaban en fuera de juego a los volantes del Barcelona, muy especialmente a Pedri. El tinerfeño, sin embargo, solo necesitó una jugada para diseñar en el tiempo añadido el gol que cayó después de un zurdazo de Rashford. Agoumé se abrumó en el único instante en que apareció la presión azulgrana y el Barça celebró el 2-1 después de un largo rato en que solo se anunciaban goles en el arco de Szczesny. El tanto y los cambios de Balde y Eric mejoraron durante unos minutos a los barcelonistas, más compactos y fluidos en la medular, de la misma manera que menguó la energía del Sevilla, encomendado a las jugadas de estrategia, como se advirtió en un córner rematado por Marcão, solamente reducido por Szczesny. La jugada volvió a envalentonar al Sevilla.
El encuentro se abrió hasta que se arrimaron los centrales y los laterales azulgrana, protagonistas de la mayoría de los remates y llegadas ante Vlachodimos, como la de Balde, que fue abatido por el recién salido Januzaj. El penalti propició la comparecencia del inocuo Lewandowski. El polaco, sin embargo, chutó el balón fuera para alivio del Sevilla. Aunque no menguaron las concesiones de la defensa local, dos desaprovechadas por Roony, las transiciones del equipo de Almeyda rompieron definitivamente al Barça. Carmona y Adams certificaron la primera victoria del Sevilla en Nervión y acabaron con la condición de invicto del Barcelona.
Los rivales han aprendido cómo jugarle al Barça. El equipo de Flick ha perdido la pelota y no sabe cómo se recupera, incapaz de presionar, el signo de distinción que le permitió ganar la Liga. Las dudas parecen embargar a los barcelonistas, cansados e igual de frágiles futbolistica que mentalmente, necesitados de resetear su idea después de perder fuego, derrotados por PSG y Sevilla, con y sin Lamine.
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Source: elpais.com
