El ataque condena a la defensa en el Barcelona

El equipo de Flick paga la ausencia de Iñigo Martínez, aunque el principal problema de la zaga azulgrana es la falta de intensidad de los delanteros para presionar

Cuentan los jugadores que estaban presentes en el vestuario de Vallecas que la bronca de Flick en el campo del Rayo había sido “brutal”. Más fuerte, incluso, que la que les soltó este domingo en el Sánchez Pizjuán después de un nuevo descalabro ante el Sevilla, una derrota que obligó a revisar el pasado: el Barça no perdía por tres goles en la Liga desde septiembre de 2015, también por 4-1 frente al Celta en Balaídos. “Esto es diferente”, se arrancó el preparador azulgrana para intentar explicar las dificultades del Barcelona en Vallecas respecto a la de Sevilla. “Hoy [por este domingo]”, prosiguió, “es cuestión de fútbol y de marcar goles; si los marcas, ganas. Hoy no lo hemos hecho. El resultado no es bueno, pero hay que tener la cabeza alta y seguir”.

Si en su momento en Vallecas los señalados eran los delanteros, en el Sánchez Pizjuán fueron los defensas, especialmente Ronald Araujo, reemplazado en el entretiempo. Y no fue por el penalti del central uruguayo a Isaac Romero que terminó en el gol de Alexis Sánchez, sino porque parece que no termina de engancharse al estilo de Hansi Flick. De hecho, la campaña pasada el líder de la defensa azulgrana era Iñigo Martínez, hoy en el Al-Nassr.

Una salida que Flick no llevó ni lleva bien. “No estoy contento de que se vaya, es un gran jugador, tiene una personalidad tremenda y nunca pide nada. Siguió nuestra filosofía y fue uno de los líderes del equipo”, desveló, el pasado verano, el preparador del Barcelona. “Si Iñigo hubiera sido más joven y fundamental para el proyecto del club, podríamos haber intentado convencerle, pero habló con el míster y le dijo que tenía una oportunidad espectacular”, contrarrestó Deco.

Resultó que Iñigo sí era fundamental para Flick. Hasta ahora, en los ocho partidos de la Liga, el entrenador probó con cuatro parejas de centrales distintas: Araujo-Cubarsí, Eric García-Cubarsí, Araujo-Cristensen y Eric García-Cristensen. Ninguna, sin embargo, pudo hacer olvidar a la que el curso pasado formaban Cubarsí e Iñigo Martínez. “Iñigo mejoraba a Pau. Además, estaba más cómodo porque no tenía que jugar de central zurdo”, asegura uno de los centrocampistas del Barcelona. Desde el entorno de Cubarsí, en cambio, no compran esa teoría: “El mejor partido que hizo Pau, cuando ganó el MVP del partido ante el Nápoles en Champions, lo hizo jugando por la izquierda. El problema de la defensa no es Pau ni la ausencia de Iñigo”.

La realidad, para Cubarsí, es que Araujo no es el responsable. Una opinión que comparte, en privado, otro de los zagueros azulgrana: “Se quedó tocado Ronald ayer. Se siente responsable de algo que no tiene la culpa. Es un problema de cómo estamos organizados”. Entienden en la zaga azulgrana que el primer problema es cómo se origina el trabajo defensivo a partir de la delantera. Rashford no presiona como Raphinha ni Olmo imprime el ritmo de Gavi o Fermín. Los problemas, siempre según las mismas fuentes, se agravan cuando juega Lewandowski: todavía letal en el área, ahora inofensivo en el juego colectivo.

“Si no presionamos bien, no se puede jugar con la línea de la defensa tan arriba”, se queja el mismo zaguero. La respuesta de Flick todavía se hace esperar, al igual que una nueva solución para cuando los equipos les pillan el truco del fuera de juego. En la dirección deportiva lo tienen claro: “A veces, hay que tirar la línea para atrás. Las guerras no las ganan los valientes sino los inteligentes”.

A la defensa del Barcelona la condena su ataque, un problema ahora que Joan García está en la enfermería. Un nuevo parón, un nuevo problema para Hansi Flick.

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