El uso de combustibles fósiles unido a los incendios y a la pérdida de capacidad de absorción de los bosques y el océano elevan a niveles récord la acumulación del principal gas de efecto invernadero
La OMM apunta a la quema incesante de combustibles como causa. Pero también a un posible proceso de “retroalimentación climática” que ceba los incendios y hace que los sumideros naturales (bosques y mares) no atrapen y retengan tanto CO₂ como antes.
La evidencia científica sobre la vinculación directa entre las temperaturas terrestres y la concentración de este gas en la atmósfera durante el último eón (los últimos 540 millones de años) es rotunda. En este amplísimo lapso la Tierra ha vivido múltiples cambios climáticos ligados a esa concentración, como resaltaba un importante estudio publicado hace un año en la revista Science. Pero el cambio actual es distinto: está provocado por el ser humano y, además, se está produciendo a una velocidad de vértigo debido a que la quema de los combustibles sigue sin reducirse año a año.
La acumulación en la atmósfera del CO₂, el principal gas de efecto invernadero responsable del 66% del calentamiento actual, alcanzó en 2024 las 423,9 partes por millón (ppm). Es un 52% más de los niveles preindustriales, es decir, antes de que el ser humano comenzara a quemar de forma masiva hace dos siglos y medio el carbón primero y luego el petróleo y el gas para alimentar la economía mundial. Pero en las últimas décadas el ritmo de esa acumulación se ha acelerado, según reflejan los datos del boletín anual de gases de efecto invernadero que publica este miércoles la OMM. Prueba de ello es el aumento registrado en 2024: 3,5 ppm, el mayor crecimiento interanual al menos en las últimas ocho décadas.
Tras ese incremento está el uso mundial de los combustibles, que volvió a marcar un récord en 2024. Pero también está un fenómeno que apunta a la retroalimentación climática que está viviendo el planeta. Por un lado, los incendios del pasado año, especialmente en la Amazonia y el sur de África, alcanzaron también cifras de récord. Los fuegos están azuzados a su vez por el calentamiento, que crea las condiciones propicias para que se generen.
Pese a que el metano es importante en la lucha climática y limitar esas emisiones es “útil y necesario”, la OMM ha recordado este miércoles que la permanencia de este gas en la atmósfera es de solo nueve años, frente a los centenares del CO₂. Por ello, este organismo recalca que “la acción climática debe centrarse urgentemente en reducir las emisiones de CO₂ de los combustibles fósiles, que representan la gran mayoría de las emisiones totales de gases de efecto invernadero”.
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Source: elpais.com