El movimiento islamista devuelve la mayoría de los 28 cadáveres de rehenes israelíes mientras Washington trata de salvaguardar el alto el fuego tras la escalada del domingo
Tres días después de una escalada de violencia que hizo temer por el alto el fuego en Gaza gestado por Donald Trump, su vicepresidente, J. D. Vance, ha subrayado este miércoles en Jerusalén el compromiso de la Casa Blanca con la “durísima tarea” de “desarmar a Hamás, reconstruir Gaza para mejorar la vida de sus habitantes y garantizar que Hamás deje de ser una amenaza” para Israel. “No es fácil. Creo que el primer ministro [israelí] lo sabe mejor que nadie, pero es algo con lo que estamos comprometidos en la Administración Trump”, ha asegurado junto a Benjamín Netanyahu.
Vance ha hablado horas después de que el movimiento islamista palestino devolviese dos nuevos cadáveres de rehenes israelíes en Gaza. Corresponden a Aryeh Zalmanovich (el rehén de más edad, 85 años) y Tamir Adar, según han desvelado los forenses tras identificarlos en la madrugada de este miércoles. Proceden de Nir Oz, el kibutz que más secuestros (76 de 251) sufrió en el ataque de Hamás de octubre de 2023.
El movimiento islamista ha entregado así la mayoría de los últimos 28 cuerpos. Ha sido como un goteo, de entre uno y dos cuerpos casi diarios. En el acuerdo de alto el fuego, se comprometió a hacerlo progresivamente, según los localizase entre las ruinas del enclave palestino, pero Netanyahu y el presidente de EE UU, Donald Trump, le vienen amenazando con la aniquilación si no aumenta el ritmo, dando por hecho que actúa de mala fe.
En la víspera, Vance había pedido en Jerusalén “un poco de paciencia” con este asunto, porque algunos de los cautivos sin vida “están sepultados bajo miles de kilos de escombros” y “nadie sabe siquiera dónde están” otros. Con todo, ha insistido en trasladar un mensaje positivo en sus dos primeros días de visita. “Me siento muy optimista sobre dónde estamos […] Es una oportunidad de hacer algo realmente histórico”, ha declarado este miércoles en su comparecencia con Netanyahu.
Desde el martes es el turno de Vance. La oficina del primer ministro israelí difundió esta mañana un vídeo en el que aparecen haciendo un brunch, junto con sus respectivas esposas: Usha Vance y Sara Netanyahu. Fue un pequeño encuentro, después de ser recibidos por una pequeña banda militar de música, antes una reunión más amplia, con sus principales asesores. El vicepresidente de EE UU se entrevistó también con el presidente de Israel, Isaac Herzog.
Todo ha girado durante la jornada en torno a la continuidad del alto el fuego en Gaza que gestó Trump y que debería comenzar a transicionar más allá de la primera fase, una vez concluido el canje de presos y rehenes vivos y replegadas las tropas israelíes a más de un 50% de la Franja. “Estamos aquí para hablar sobre cómo garantizar que el acuerdo de paz que comenzó hace aproximadamente una semana se mantenga, para que podamos pasar a la segunda y tercera etapa con éxito”, ha dicho Vance.
La segunda (cuyo inicio anunció sorprendentemente Trump la semana pasada) incluye nuevos repliegues del ejército israelí, la creación de un Gobierno tecnocrático, el establecimiento de una fuerza de mantenimiento de la paz y, precisamente, el desarme de Hamás que Vance mencionó al lado de Netanyahu. Su negociación ha quedado eclipsada por la minicrisis del domingo, la bronca por el regreso de los cadáveres y la campaña de persecución de Hamás de los clanes familiares que han colaborado con las Fuerzas Armadas de Israel.
Desde entonces, Israel no ha dejado de efectuar ataques puntuales (los muertos palestinos durante el alto el fuego superan ya los 100), pero las aguas se han calmado y ha vuelto a entrar ayuda humanitaria. Lo hace, no obstante, bastante por debajo del compromiso que firmó Israel (600 camiones diarios) en el acuerdo de alto el fuego. La ONU, incapaz de hacer un cálculo claro, estima que son alrededor de 200. El Gobierno de Hamás en Gaza rebaja la cifra: 986 desde que entró en vigor el alto el fuego, el pasado día 10, hasta el pasado lunes por la tarde.
Son cantidades a años luz de las necesidades de una Gaza devastada, con una parte oficialmente bajo hambruna desde agosto. “Una gota en el océano”, lo ha definido este miércoles la UNRWA, la agencia de la ONU que atiende a refugiados palestinos, a la que Israel está impidiendo introducir ayuda humanitaria, pese a que tiene en Jordania y Egipto la que podrían transportar 6.000 camiones. Precisamente este miércoles, el Tribunal Internacional de Justicia de la ONU ha exhortado a Israel a permitirle operar con normalidad y garantice las “necesidades básicas” de los dos millones de gazatíes, en vez de “usar el hambre” como “arma de guerra”.
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Source: elpais.com
