Los gritos de “Bonilla dimisión” y “Sanidad pública y de calidad” se han intercalado, casi sin interrupción, en la concentración que esta mañana han convocado las asociaciones de mujeres víctimas de cáncer de mama de Andalucía para protestar por la gestión de la crisis de los cribados y contra el deterioro y la privatización de la sanidad pública española. Mujeres y hombres de todas las provincias ―8.500 personas, según la Policía Nacional― han abarrotado la plaza del Palacio de San Telmo, sede de la Junta de Andalucía, para exigir una respuesta clara y rápida para las mujeres afectadas por los retrasos en los diagnósticos de los cribados, pero también para llamar la atención sobre la mala gestión del Gobierno de Juan Manuel Moreno Bonilla (PP) del sistema andaluz de salud que, según denuncian, ha colapsado.
Ángela Claverol, la presidenta de la asociación de mujeres andaluzas víctimas de cáncer de mama, Amama, que ha canalizado las denuncias y la indignación por los fallos en el programa de cribados de cáncer de mama, ha sintetizado el malestar de todos los presentes. “Ellos tienen miedo, se han puesto nerviosos porque no somos nada para ellos”, ha señalado, tras afirmar que a los consejeros de Salud que ha tenido Moreno las víctimas de cáncer de mama “no les importamos una mierda”.
Para los asistentes, sin embargo, y también tal y como alertaban las propias asociaciones convocantes, la crisis de los cribados es solo la punta del iceberg de un sistema de salud público que lleva años colapsado y al que la Junta de Andalucía no ha sabido dar una solución. Los distintos planes de choque en una atención primaria desbordada o para reducir unas listas que han llegado a tener más de un millón de pacientes esperando a entrar en quirófano o a tener una primera cita con un especialista no han servido para nada.
María José Andrade sujeta una pancarta en defensa de la sanidad pública. Viene de Córdoba. Tres autobuses han ido recogiendo a manifestantes de distintos puntos de la provincia: Candela, Montoro, Doña Mencía… Ella es muy crítica con la respuesta de la Junta ante esta crisis. “No ha habido reacción. No hay dinero para pagar a todos los médicos que dicen que van a contratar, pero es que tampoco hay médicos para contratar”, indica. Alude a los distintos planes de choque que ha ido anunciando en las últimas semanas la Consejería de Sanidad para reforzar los programas de cribados de la Junta ―mama, colon y útero― que contemplan una inversión de 100 millones de euros y la contratación de 700 profesionales, cuyas incorporaciones son mínimas, hasta el momento, por la falta de especialistas y por las condiciones de las ofertas: 20 puestos de entre tres y un mes de duración.
Los congregados no solo han clamado por la mala gestión de la Junta ante la crisis de los cribados, también por la forma de referirse a la mujeres de la asociación Amama. “Es una vergüenza”, dice Cristina Martín, una joven sevillana de 31 años, nieta de una paciente oncológica, que ha venido para “apoyar a las mujeres y denunciar la injusticia que se está viviendo en la sanidad pública”.
Claverol también se ha referido al trato de los distintos consejeros de Salud y a las reacciones de la última semana. “Llevamos desde el año 21 peregrinando a la Consejería de Salud. Alertando de todo lo que estaba pasando. Y no nos hicieron caso. Y cada vez ponían más vidas en peligro”, ha recordado la presidenta de Amama. “El primer consejero [Jesús Aguirre] nos llamó miedicas. A la segunda consejera, Catalina [García], volvimos a decirle lo mismo, pero ahora ella obvia parte de la información. Las mujeres de Amama tenemos memoria. Y la tercera [Rocío Hernández] no tiene ni nombre. Estuvimos contándole con lágrimas en los ojos cómo a algunas compañeras les habían destruido la vida. Y ¿sabéis lo que hizo? No borró esa sonrisa de su cara”, ha recordado entre gritos de “Bonilla, dimisión”.
La presidenta de Amama ha recalcado que lo peor ha venido esta semana cuando han sufrido el boicot de su sede, el domingo en el que se conmemoraba el día del cáncer de mama, y el martes cuando, tras interponer una denuncia ante la Fiscalía para que investigara la presunta desaparición y manipulación de historiales médicos, escucharon cómo el consejero de Sanidad les pedía que dejaran de “lanzar infundios”, cuando horas después se reconocía que una caída del sistema había impedido acceder a las pruebas diagnósticas. “Les importamos una mierda”, ha zanjado Claverol, que se ha mostrado reticente a pronunciar ese término, aunque lo ha hecho alentada por su junta directiva, muchas de ellas mujeres con metástasis y algunas víctimas de los retrasos en los diagnósticos de cáncer de mama.
Las mujeres de Amama han querido en todo momento desvincular sus reclamaciones del partidismo político. Están muy molestas por las críticas que, sobre todo, vertió la anterior consejera de Salud, Rocío Hernández, que les recriminó que se hubieran reunido antes con el PSOE de Andalucía que con la Junta. “Las mujeres andaluzas quizás seamos más listas que ustedes porque nos importa nuestra gente. Nos importa el pueblo. Nos importan las mujeres, los hombres y los niños. A nosotros sí nos importa y no tenemos ningún carguito y no pertenecemos a nada. Años de recortes. Años que venimos sufriendo”, ha reivindicado.
Antes que Claverol, ha tomado la palabra Cristina Medina, actriz sevillana que también ha padecido cáncer de mama. Ella ha querido poner el énfasis en la soledad y la incomprensión y el shock emocional que subyacen detrás de cada tratamiento y ha pedido que esta crisis suponga un “antes y un después” en el ámbito de la oncología, en el que se una la investigación y también los derechos que los pacientes de cáncer no tienen reconocidos. “No existimos como colectivo, no tenemos derechos sociales, laborales ni económicos”, ha dicho la intérprete, que ha demandado una auditoría externa del programa de cribados.
La concentración de este domingo venía motivada por la mala gestión en el cribado del cáncer de mama, pero se ha convertido en un clamor, otro más, contra la situación de la sanidad pública andaluza. Este verano, 20.000 personas llenaron las calles de Sevilla advirtiendo contra su deterioro. Algún manifestante pedía a Moreno que “tomara nota”. Hoy, la advertencia se ha convertido en un clamor pidiendo su dimisión. Unos gritos que empezaron a escucharse por primera vez hace tres semanas, también durante la concentración, casi espontánea, en apoyo de las víctimas de las mujeres de cáncer de mama.
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
Source: elpais.com
