Los liberales progresistas y la ultraderecha empatan en Países Bajos tras la fuerte caída de Wilders

D66, gran triunfador de la noche, y el PVV obtienen 26 escaños cada uno. Las formaciones moderadas liderarán las conversaciones para gobernar la quinta economía de la UE

Los liberales progresistas de D66 y la ultraderecha del Partido por la Libertad (PVV, que lidera Geert Wilders) han empatado este miércoles en unas elecciones de foto finish en Países Bajos. Con una diferencia de unos pocos centenares de votos, al 98% escrutado ambas formaciones obtienen 26 escaños en un Parlamento de 150 diputados. Las trayectorias, sin embargo, son opuestas: frente al auge de D66, el PVV sufre un descalabro respecto tanto frente a lo que sacaron en los últimos comicios: pierde casi siete puntos porcentuales y 11 escaños, bastante más de lo que sugerían los sondeos.

“Hoy millones de neerlandeses han dicho adiós a la política del miedo y han elegido las fuerzas positivas”, ha proclamado el líder de D66 antes incluso de que se empezasen a contar los votos. Jetten pedía, además, “liderazgo político y cooperación entre todas las fuerzas constructivas moderadas” para formar “un Gobierno estable y ambicioso”, capaz de responder a las demandas sociales y medioambientales.

La subida de los liberales progresistas, nítidamente europeístas, es vertical: pasa de 9 a 26 escaños y del 6,3% al 16,7% de los votos. El PVV, en cambio, baja del 23,6% al 16,7% de los sufragios. La coalición de socialdemócratas y verdes (GroenLinks-PvdA) pierde más de tres puntos porcentuales y pasan de 25 a 20 diputados, superados incluso por el conservador VVD del hoy secretario general de la OTAN, Mark Rutte, que retrocede de 24 a 22 escaños y obtiene un punto porcentual menos. En quinta posición figuran los cristianodemócratas del CDA, que se disparan hasta los 18 escaños, 13 más de los que tenía hasta ahora tras ver casi cuadruplicado su porcentaje de voto: pasa del 3% a casi el 12%.

Wilders había encabezado los sondeos desde que se confirmó el adelanto electoral, pero el resto de partidos habían acortado distancias en los últimos días. Hasta el punto de que, el martes, Ipsos (la misma encuestadora que ha hecho los muestreos a pie de urna) esbozaba un triple empate entre D66, el centroizquierda clásico (GroenLinks-PvdA) y la ultraderecha. La tendencia ya era clara: los socioliberales estaban subiendo como la espuma, captando votos no solo en el espectro progresista sino en prácticamente todos los caladeros ideológicos. Y tanto el PVV como sus socios de Gobierno esta última legislatura caían.

La campaña electoral recién terminada ha sido tensa, y ha estado dominada por la inmigración y el asilo ―banderas de la ultraderecha―, la vivienda y el coste de la sanidad. La incertidumbre se ha mantenido hasta el final, con una alta indecisión entre los electores. Algo más de 13,4 millones de ciudadanos tenían derecho a voto. La participación, revisada al alza hasta el 78,4%, fue alta en comparación histórica y seis décimas superior a la registrada hace dos años.

En 2023, cuando el ultra ganó holgadamente, con más del 23% de los votos y 37 escaños, el Gobierno surgió del pacto entre cuatro fuerzas de derecha encabezado por el grupo del propio Wilders, uno de los más veteranos de la extrema derecha europea. Aquella fue su gran oportunidad para demostrar que estaba a la altura de la tarea gubernamental. Fracasó: el Ejecutivo que impulsó apenas pudo mantenerse 11 meses en el poder después de que él mismo lo hiciese saltar por los aires en junio pasado, al no conseguir las estrictas leyes de asilo que propugnaba. Le echó, eso sí, la culpa a sus socios conservadores.

Pactar una coalición puede ser un proceso lento, tedioso y plagado de baches. El tercer y cuarto Gobierno del conservador Mark Rutte ―hoy secretario general de la OTAN― tardaron 225 y 299 días, respectivamente. Y el hoy Ejecutivo saliente, encabezado por Dick Schoof, necesitó 223 días de negociaciones. Nada que ver con lo que era habitual décadas atrás: la formación más rápida hasta la fecha se logró en 1948, cuando el socialdemócrata Willem Drees logró formar Gobierno en solo 31 días.

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.