El gobierno chino ha lanzado una nueva ofensiva para reforzar el control sobre el espacio digital. A partir de ahora, los influencers y anfitriones de transmisiones en vivo deberán demostrar que cuentan con las «calificaciones adecuadas» si quieren hablar sobre temas profesionales como … medicina, derecho, educación o finanzas. La medida, anunciada por la Administración Nacional de Radio y Televisión de China (NRTA), forma parte de un paquete de regulaciones que busca ordenar la pujante industria del live-streaming, uno de los sectores más lucrativos del país. Según el documento oficial, los anfitriones «asumen responsabilidades importantes» al difundir conocimiento científico y cultural, por lo que
Aunque el comunicado no especifica qué títulos serán válidos, deja claro que sólo quienes cuenten con credenciales reconocidas podrán tratar asuntos que requieran un «alto nivel de profesionalidad». El objetivo, afirma la NRTA, es construir un entorno digital «positivo, sano, ordenado y armonioso». El nuevo reglamento no sólo establece requisitos académicos. También enumera 31 prácticas prohibidas para los creadores de contenido. Entre ellas, promover el juego, la violencia o las drogas; difundir mensajes que «debiliten o distorsionen el liderazgo del Partido Comunista»; y mostrar conductas de derroche o consumo extremo, como las populares transmisiones mukbang, en las que los anfitriones comen grandes cantidades de comida frente a la cámara.
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Además, las plataformas estarán obligadas a «educar» a los usuarios sobre las normas y a establecer mecanismos de vigilancia que garanticen la transparencia de la información. En caso de incumplimiento, podrán suspender o cerrar cuentas que no cumplan los requisitos. De este modo, , asumiendo el papel de guardianes del discurso digital.
El auge del live-streaming en China ha sido meteórico. Millones de personas consumen a diario transmisiones en vivo que van desde clases de cocina hasta asesorías financieras o médicas. Pero el crecimiento del sector también atrajo la atención de las autoridades. El Partido Comunista Chino (PCCh) considera que Internet debe reflejar los valores socialistas y servir a los objetivos del Estado. La regulación busca garantizar que la información circule bajo control político y evitar desviaciones ideológicas.
El nuevo marco regulador amplía la política aplicada desde agosto de 2025, cuando el gobierno impuso restricciones a la difusión de información médica falsa o engañosa. Aquellas normas ya obligaban a verificar la identidad de los autores, señalar la existencia de publicidad encubierta y eliminar contenidos falsos.
-Distorsionar los hechos: uso de IA para falsificar información, crear eventos ficticios, manipular interpretaciones de políticas o difundir noticias antiguas de manera engañosa.
-Etiquetado inadecuado y engaño al consumidor: publicar información sin fuentes claras, etiquetar incorrectamente, ocultar procedencia o minimizar las etiquetas, dificultando que el público rastree información personal.
El objetivo declarado de la CAC es combatir rumores, proteger a la ciudadanía de la desinformación y construir un Internet «sano y ordenado». Sin embargo, en la práctica, estas medidas consolidan un control estatal mas fuerte sobre la información profesional y limitan la espontaneidad que caracterizo los primeros años del live-streaming. En última instancia, el Estado se posiciona como árbitro del conocimiento en línea y, con el argumento de frenar la desinformación, China avanza hacia un modelo de comunicación donde lo que se publica debe ajustare a la narrativa oficial.
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Source: www.abc.es
